La negación de la condición trágica del personaje en La tejedora de coronas: el héroe postmoderno.

Abstract

Se concibe La tejedora de coronas como alegoría sobre la toma de Cartagena por los corsarios franceses en 1697. La historia se teje en torno a narraciones de vidas de personajes que de alguna manera afectan la vida de Genoveva Alcocer, personaje central de la obra. La novela representa el significado del criollismo ante el mundo occidental del siglo XVIII, ámbito en el cual se enfrentan dialécticamente la visión del mundo del siglo XVIII y la de la Literatura latinoamericana del siglo XX en el contexto de la historia. Genoveva Alcocer es la conciencia histórica y cultural de la colonia española, mercantilista e inquisitorial, y desestructurada por la influencia del movimiento racionalista y librepensador francés del siglo XVIII. Este personaje evoluciona hasta su liberación final de todas las ataduras fanáticas del conocimiento o de la fe, y crea una separación entre ese mundo trágico de los seres que la rodearon y su propia existencia. Un mundo donde el orden se ve golpeado por la barbarie de una civilización dominadora, confrontado por el humanismo y racionalismo del letrado europeo, que proporciona apertura, y también, desorden y caos. De esta manera se ve cómo el siglo XVIII francés juega un papel en el trágico destino del criollo. Para la autora, Genoveva Alcocer no es personaje trágico, puesto que ella elabora e inventa razones lógicas e ilógicas y su esfuerzo está en tratar de ver, de darse cuenta. Ella se constituye por tanto, en una conciencia que evalúa el peso de la historia en el devenir del individuo. Como personaje testigo de su época, sus presupuestos pertenecen a razones críticas de un intelectual del Siglo XX. Al final, Constanza Révèrand dice que el camino es llegar a la historia y al hombre para adoptar un pensarse de nuevo; es discurrir por el sentido de los hechos y cotejarlos en una evaluación que dé el sentido de época, tal como lo hace Genoveva para quien sus actos tienen la dimensión del significado de la vida, un juego donde su vejez equivale también a la historia, base para un pensar nuevo, creador y propio. Para los estudiosos de Germán Espinosa, este artículo puede constituirse en obligada referencia por el enfoque y su desarrollo, y se suma a las múltiples posibilidades significativas que la crítica ha considerado en La tejedora de coronas.