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Título : La U., de la guerra a la reflexión
Autor : Jaramillo, Edwar
Restrepo E., Juan Diego
Fecha de publicación : 22-sep-1999
Editorial : El Colombiano
Resumen : RESUMEN: “Frente a las consecuencias del conflicto armado, los centros de estudios superiores estatales están llamados a liderar salidas negociadas para evitar una mayor confrontación. La confrontación política armada está exigiéndole a la universidad pública una respuesta política a los actores armados y una mayor participación en la búsqueda de propuestas de paz, pues serán las únicas maneras de hacer respetar su integridad institucional. Las muertes de Jesús Antonio Bejarano en la Universidad Nacional, en Santafé de Bogotá, y del profesor Hernán Henao, el estudiante Gustavo Marulanda y del administrador de la cafetería de derecho, Hugo Jaramillo, en la Universidad de Antioquia, en Medellín, ocurridas en menos de cuatro meses, además de las bombas detonadas en ese claustro universitario, dan cuenta de la difícil situación que se vive allí”. La nota señala como además en los centros educativos hay amenazas, señalamientos y acusaciones de militancia en alguno de los bandos del conflicto, lo cual ha afectado de forma directa la vida institucional. “En aulas y pasillos se habla en voz baja del fin de la libertad de cátedra y la difusión de investigaciones que representen una posición crítica frente a determinados aspectos sociales, así como de la falta de espacios para la expresión política estudiantil, eso sin contar las condiciones de trabajo y estudio bajo una atmósfera de miedo, nefasta para la libertad, la creación y la producción intelectual. De acuerdo con Catalina Reyes, decana de la facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional, seccional Medellín, “de la universidad salen voces críticas al que están haciendo los grupos de derecha e izquierda que, obviamente, se vuelven un inconveniente para los grupos que están intensificando la guerra”. Eso la lleva a concluir que es necesario seguir luchando para hacer entender que las instituciones de educación superior no pueden permanecer como invitadas de piedra en la guerra”. En otro momento de la noticia se relata cómo, para Gonzalo Medina, profesor de la facultad de comunicaciones, la generalización del conflicto armado ha implicado que los grupos armados lleven la confrontación al ámbito universitario, lo cual impacta la vida institucional. Afirma que en la Universidad “existe un ambiente de aparente normalidad en las actividades académicas y administrativas, “pero hay un fondo que no permite pensar y reconocer los centros de educación superior como espacios de debate público y analítico de problemas. El ambiente es pesado, tiende al silencio, al cuidado de intervenir en clase y, de alguna manera, se ha restringido el ambiente propicio para una amplia deliberación”. El profesor afirma que no basta con pedir la exclusión de la universidad del conflicto, sino que se tiene que apuntarle a “que la universidad participe de manera activa en la búsqueda de salidas negociadas, que otros sectores de la sociedad civil tratan de promover”. Se citan otros académicos de otros centros educativos, como Eduardo Domínguez, historiador y jefe del Centro de investigaciones de la Universidad Pontificia Bolivariana, quien explica que “el problema que existe en las universidades públicas es que hay un cambio de escenario, en el que los jóvenes no quieren la guerra y son decididamente antimilitaristas. De ese cambio, los actores armados no se percataron” “Nadie, refiriéndose a las agrupaciones armadas ilegales, “declara territorio neutral a la universidad, porque es un baluarte donde tienen intereses particulares (...)”. Al final de la noticia aparece una nota titulada “En la U. de A. el silencio duele”, donde se afirma que “desde hace varios meses, los viernes en la Universidad de Antioquia se asemejan a los demás días de la semana: el rumor de las conversaciones en las cafeterías, poco de música social en las plazoletas, como era la costumbre y un silencio que los estudiantes describen como opresivo. Esa situación y muchas otras, evidencian las modificaciones introducidas en la vida cotidiana del Alma Mater por los efectos del conflicto armado, que en tres meses dejó tres personas muertas, lo que demuestra su poder para transformar las costumbres de las personas, comunidades e instituciones. Pero, más allá de la música, lo que está en juego en la Universidad de Antioquia y, en general, en las instituciones superiores de carácter público, convertidas en territorio de guerra, es su estabilidad misma y de quienes hacen parte de la comunidad universitaria”. Entre los testimonios, se mencionan estudiantes que sienten un silencio opresivo que no los deja estudiar, que afirman que el ánimo en la universidad obedece a la fragilidad de los acuerdos que, ante cualquier eventualidad, podrían generar un cierre definitivo, o mencionan que tienen que guardar silencio para que quienes acostumbran a desestabilizar la universidad no lo hagan y de esta forma no se llegue al cierre. En cualquier caso, se evidencia un ambiente de silencio, amenaza y limitación a la libertad de expresión.
CONTEXTO DE LA NOTICIA: El Gobernador de Antioquia anuncia la creación de una fuerza de tarea conjunta conformada por efectivos de la IV y XIV Brigadas para vigilar la autopista Medellín-Bogotá, así como la asignación a esta de 350 agentes de policía. En adición, el Ministerio de Defensa anuncia que el departamento de Antioquia, los municipios y los empresarios deberán qué financiar gran parte de las medidas de seguridad para restablecer el orden público en la región.
URI : http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/8824
ISSN : 0122-0802
Aparece en las colecciones: 1999 - 2008

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