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Título : M-19 se tomó edificio de la U. de Antioquia
Fecha de publicación : 12-may-1979
Editorial : El Colombiano
Resumen : RESUMEN: Acorralados 800 estudiantes. Fracasó toma de la emisora. Los individuos, entre ellos dos agraciadas muchachas se identificaron como miembros del M-19 y en el momento de huir dejaron en el patio una bandera de esa organización insurgente. De acuerdo con los indicios disponibles, los asaltantes se proponían a tomarse la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia que, a esa hora, nueve y seis minutos de la noche, transmitía el programa “Noches de Estudiantina” y era operada por el veterano hombre de radio Mario Escobar Vélez. La sorpresiva acción de los guerrilleros urbanos produjo pánico entre el personal concentrado en el edificio central del Alma Mater de Antioquia. El director del Instituto Nocturno de Bachillerato, profesor Miguel Garcés Vélez, fue herido en la nuca de un “cachazo”, cuando intentó enfrentarse a uno de los insurgentes. Todos los asaltantes iban armados de metralletas o de carabinas. De acuerdo con versiones reunidas anoche en el lugar de los sucesos, un disparo que se le salió parece que accidentalmente a uno de los guerrilleros, fue lo que impidió que se prolongara el asalto y que las instalaciones de la Emisora Cultural quedaran en su poder. LOS HECHOS. El espectacular asalto ocurrió a las nueve y seis minutos de la noche. Mario Escobar Vélez, ingeniero de sonido de la Emisora Cultural, informó a EL COLOMBIANO que acababa de hacer salir al aire la identificación de la estación radiofónica y estaba girando una grabación con el programa “Noches de Estudiantina” dedicado ayer a difundir interpretaciones musicales del grupo “Nuestras voces en el recuerdo. Repentinamente entró a la Emisora (que está ubicada en el tercer piso, entre los dos patios del edificio) un individuo que según Escobar Vélez era moreno, delgado, de aproximadamente veinticuatro años de edad y armado con una metralleta. Le ordenó que colocara un disco que durara media hora. Mario se dispuso a cumplir la orden. En seguida apareció en la puesta de la emisora una muchacha de unos diecinueve años de edad, morena, gruesa, bonita, armada con una carabina. El individuo obligó a Escobar Vélez a salir de la Emisora y le ordenó que bajara inmediatamente al patio. Observó como en esos momentos otro de los asaltantes armado de pistola sacaba a varios estudiantes de un salón del tercer piso e igualmente les indicaba que debían bajar inmediatamente al patio central. CONCENTRACIÓN. Entretanto, en el patio central del histórico edificio del Alma Mater se concentraban alrededor de ochocientos muchachos que poco antes habían sido forzados a suspender la última clase de la noche. Las mujeres y los hombres reunidos exhibían un estado de natural nerviosismo. Tanto los estudiantes como los profesores fueron reunidos en el espacioso lugar donde hay una ancha pileta que a esa hora estaba vacía. LLAMADA A LA POLICIA. Mientras en el patio había alta tensión y la muchachada y el profesorado eran acorralados por no menos de siete jóvenes guerrilleros, en el tercer piso había logrado permanecer oculto un joven estudiante que en forma sigilosa logró trasladarse hasta la oficina de los monitores, encontrar un teléfono y llamar a la policía. Las instalaciones del Comando Departamental de la Policía están ubicadas a pocas cuadras de la Plazuela de San Ignacio. Más de diez minutos después de la llamada; llegaron a la plazoleta también llamada José Félix de Restrepo, numerosos agentes del orden que de inmediato rodearon el edificio central de la Universidad, donde antes funcionaban varias facultades y ahora solo están radicados el Nocturno, la Emisora y otras dependencias. NERVIOSISMO Y CONFUSION. El vecindario del apacible sector residencial de San Ignacio trató de seguir con enorme nerviosismo y con gran extrañeza del desenvolvimiento de los hechos en el local de la Universidad. A la redacción de EL COLOMBIANO hubo varias llamadas de personas que en tono angustiado reclamaban explicación sobre lo que estaba sucediendo a pocos pasos de sus hogares. Nos decían que en esos precisos instantes numerosos estudiantes estaban saltando a la calle por los balcones del segundo piso del edificio porque “algo muy horrible estaba ocurriendo allá adentro”. DOS MUJERES. Declaraciones logradas en el lugar de los hechos permiten establecer que entre asaltantes había por lo menos dos muchachas, calificadas como bonitas por quienes tuvieron ocasión de verlas. Una de ellas, la que se encontraba en la puerta del edificio, parece que se tapaba la cara con una media de “nylon” o con algo que impidiera reconocerla. La confusión mayor se formó cuando a uno de los asaltantes se le disparó su arma. Fue entonces cuando hubo explosiones de histeria entre las muchachas y gritos de miedo entre los varones. En esos momentos, tal vez porque había fracasado la toma de la Emisora Cultural, los asaltantes salieron precipitadamente del local, con rumbo no establecido. Por otra parte, parece que varios de los autores del asalto estaban en el local de la Universidad desde hacía por lo menos una hora. En un corredor del tercer piso fueron encontradas varias bolsas de polietileno grandes, en las cuales se presume se llevaban algunas de las armas de grueso calibre que utilizaron en el asalto. Los tableros de varios salones quedaron marcados con tiza con la letra M y el número 19. Hacía las diez de la noche en el edificio y en todo el sector volvió a reinar la tranquilidad de siempre.
CONTEXTO DE LA NOTICIA: Sangriento ataque guerrillero en el Caquetá; varios muertos; Rebeldes ocupan embajada de Venezuela; 67 muertos en enfrentamientos en Managua.
URI : http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/8098
ISSN : 0122-0802
Aparece en las colecciones: 1979 - 1988

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