Introducción. Historia de la literatura colombiana. Tomo I

Abstract

De la Introducción a la primera edición de la Historia de la literatura colombiana (1938), vale la pena resaltar las apreciaciones del profesor Gómez Restrepo concernientes a las diversas historias de la literatura que, desafortunadamente, desconoció José María Vergara y Vergara, el primer historiador de la literatura colombiana. En términos generales, la historia de la literatura de Gómez Restrepo se presenta como la ampliación del trabajo iniciado por Vergara y Vergara, aunque sirviéndose de las teorías más recientes de la historiografía literaria. De ahí que el historiador mencione tener como modelo las historias de Sainte-Beuve y Taine, así como las de De Sanctus, Braga y Menéndez Pelayo como los nombres más importantes de las historias de la literatura del siglo XIX. No obstante, Gómez Restrepo adopta, en los párrafos siguientes, la misma actitud arqueológica de Vergara y Vergara al afirmar que el historiador ""se consideraría feliz si de entre el polvo de los archivos o de alguna escondida biblioteca viera surgir una obra inédita de valor positivo o una noticia desconocida, digna de atención"". Posteriormente, afirma que el material de todo historiador de la literatura será aquello que pueda ser contemplado a cierta distancia, pues lo que ""está actualmente en formación"" pertenece a la ""crítica militante"". En un intento por definir la labor que está llevando a cabo, al igual que Vergara y Vergara, utiliza la imagen del guerrero que, en este caso, se bate en duelo con el fin de guiar la conciencia literaria de la época, es decir, se constituye en el adalid de la tradición que debe inspirar a los artistas contemporáneos. Desde esta perspectiva, Gómez afirma que ""El historiador literario evoca lo pasado; lo que ya se puede evocar sin entusiasmo desmedido y sin prevención injusta [...]"" y, por ello, presenta a la imparcialidad como imperativo categórico de todo historiador. De igual manera, se empeña en trazar un perfil de las letras colombianas caracterizándolas de servidoras de la libertad y el patriotismo y niega rotundamente que la imitación servil y la estrechez del criterio sean los rasgos predominantes de la literatura colombiana, tal como lo habría afirmado un crítico extranjero. A modo de argumentación, expone las razones por las cuales su historia no contempla la literatura de la época anterior a la Conquista española, pues los chibchas no poseían la escritura a pesar de que se sabe que poseían cantos de carácter religioso y guerrero que, desafortunadamente, no fueron recogidos por los conquistadores. Por último, el profesor Gómez Restrepo se refiere a la evolución del gusto, la modernización de la lengua y de las formas literarias en medio de la lucha por conservar lo tradicional y consagrado por los grandes maestros. Al equilibrarse estas dos corrientes, la evolución se produce en forma normal y armónica hasta el punto en que una se sobrepone a la otra y la comprime. En definitiva, los frutos se generan cuando se restablece la armonía entre fuerzas igualmente necesarias. Es decir, expone una concepción clásica de la literatura e impugna, subrepticiamente, el movimiento barroco.