La instrucción pública en Cundinamarca

Abstract

Samper propone en este artículo que el objetivo primordial de la educación se encuentra en la felicidad individual y el bien colectivo de la sociedad, fines que no pueden desligarse de los deberes morales que cada ser humano tiene. La mujer, por ser considerada un ser débil, no puede dejar de inclinarse por este tipo de instrucción, mejor aún la de la religión católica, por tradición; y, por medio de ella, constituirse como freno a la destrucción moral latente. Pues, al fin: “¿Qué vale la instruccion, qué vale la libertad, que valen los triunfos mundanos, si no se tiene verdadera virtud y no se funda la existencia en el conocimiento de un Dios justiciero y misericordioso al propio tiempo?” (126). Desde este punto de vista, se atreve a criticar el reglamento de la Escuela Normal de Institutoras, plagado de materias intelectuales poco prácticas para su vida en el hogar y carente de toda moral cristiana y urbanismo. Así pues, pide que se escuche la voz de La mujer como “intérprete de los sentimientos de casi todas las mujeres de todos los matices políticos” y que se considere la reforma de la instrucción pública del Estado, la cual no podrá lograr el progreso sin educación religiosa, pues “La fe es la que lleva la luz para iluminarnos en el camino de la civilización; apagadla y quedaremos en tinieblas !” (127).