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Título : Bronce latino. Cien sonetos
Autor : Jaramillo Meza, Juan Bautista (Autor)
Palabras clave : Creación literaria;Poesía;Literatura del siglo XX
Fecha de publicación : 1915
Editorial : La Habana: Stadium, 1915
metadata.dc.description.notes: Análisis y sistematización de información: Ana María Arango Parra, Filóloga hispanista, Universidad de Antioquia.Proyecto: Memorias y archivos literarios (SILC-Jericó), (2011-2012)Responsable: María Stella Girón López, profesora de literatura, Facultad de Comunicaciones, Grupo de Investigación Colombia: tradiciones de la palabra (CTP), Universidad de Antioquia. Institución: Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensión ?BUPPE- Convocatoria 2011, Vicerrectoría de Extensión, Universidad de Antioquia
Resumen : El libro contiene poemas en su mayoría dedicados a algunos literatos y a su familia. En “La tierra de la dura cerviz”, a Julio Vives Guerra, la voz poética se refiere a Antioquia, a sus labriegos, a sus poetas y mujeres y a la buena disposición del antioqueño para toda circunstancia: “El patriota antioqueño cuando haya paz es cordero, / mas, al toque de guerra del clarín, / el primero al combate, sonriente, valeroso y feliz. / Y el primero que clava la bandera en la cumbre, / enemigos, cañones a la trágica lumbre, / león de la tierra de dura cerviz!” (p. 9). “Versos de otoño” está dedicado a Diego Uribe. En “Los gitanos”, a Ricardo Arenales, donde el poeta canta su amor a estos nómadas desventurados, cuyo destino los ha condenado al dolor del destierro y al desprecio de los hombres. “Las flores del mal” aparece dedicado a Ricardo Nieto. En el poema “En un álbum”, a su hermana Gabriela, realza su belleza y sus virtudes. Por otro lado, el poeta relata en “La partida” cómo fue la mañana en que iba a cruzar el mar en busca de otras tierras, cómo su madre lo miraba partir, el dolor de la separación y la llegada a su destino. En “Gloria y amor” se ensalzan estos dos componentes de la vida del poeta. En “Zarzas”, el pecador arrepentido, a quien el poeta se refiere como ateo, después de vivir en el vicio, vuelve su mirada al crucifijo para rogar por su perdón. En “La agonía de don Juan”, dedicado a Tomás Márquez, el poeta retoma el personaje de don Juan Tenorio y lo sitúa antes de su muerte, momento en el que no siente ningún arrepentimiento y solo lanza blasfemias, y al mirar y abrazar a una muchacha bella que llega a visitarlo, muere satisfecho. “En las murallas”, dedicado a Noah H. Gans, escrito en Cartagena de Indias, el poeta evoca sus praderas natales mirando el mar. “Serranita” está dedicado a Miguel Moreno Alba. “En alta mar”, a Julio Toro, escrito a bordo del Liverpool, al igual que “A bordo”. Con motivo del muerte de Enrique Álvarez Henao escribe “Clamor” (publicado también en Manizales, Vol. 14, No. 132, septiembre de 1951, pp. 48-49). “A una artista del Norte”, versos dedicados a una rubia norteamericana que en sus cuadros muestra “poesías trocadas en colores” (p. 39). “Se fue”, poema escrito tras la muerte de Rafael Pombo. A Alfonso Robledo le dirige “Símbolos”, poema de dos partes: I. La alegría del oro y II. En mi granja antioqueña (esta última publicada antes en La Miscelánea, Vol. 12, No. 4, septiembre de 1914, pp. 110). “De viñeta”, a Antonio Gómez Restrepo. “Idiomas”, primer poema de Jaramillo Meza, escrito en 1907 (que también aparece en Poemas y elegías, 1976), dedicado a Delio Seraville. “La fuga del poeta”, canto triste del poeta solitario, a Víctor M. Londoño. El poema de amor “Nereida” a Guillermo Martínez. “Fragmento”, versos sobre un noble caballero del arte que busca conquistar la gloria, dirigido a Alfredo Gómez Jaime. “En el agrio camino”, muerte de una joven gitana, a Clímaco Soto Borda. “Maestros” y “Es pálida mi novia” a Adolfo León Gómez. “Novia muerta” a Ismael Enrique Arciniegas. “Las estrofas de Silva”, a A. F. Restrepo Gómez. “En el tren”, a Carlos Villafañe. “La cita”, a Efraím de la Cruz. “Véspero” para Lydia Bolena. El poeta vuelve al personaje de don Juan en “Pasa don Juan Tenorio”, donde canta a la doncella de carnes intocadas que es jazmín marchito y deshojado después de la visita de este caballero. “Noviembre”, a Luis Tablanca. “Palabras” a Roberto Botero Saldarriaga. “Paisaje”, a Gustavo del Castillo. En tanto a Julio Flórez le dedica “En el circo”, y a Abel Farina, “Fango”, mientras que a Antonio J. Cano, “Llora, Esquila!”. En “Madre!”, dedicado a Aníbal Jaramillo Meza, el poeta, en tierras extranjeras, lamenta la ausencia de la madre, recuerdo que ilumina su camino. “Es media noche” lo dedica a Mateo Gamboa y a Gaspar Chaverra, “Del retorno”. A Aurelio Castro, “Vida campestre”, y a Guillermo Valencia, “Al óleo”. A Eduardo Castillo, “Provinciana”, poema alusivo a las fiestas religiosas de un pueblo, y a A. F. Rodríguez Moya dirige “Cuadros de mis montañas”, poema de dos partes: I. Alba y II. Crepúsculo. Por otro lado, dedica a Emilio Jaramillo Meza “Mi madre”. El poeta escribe mientras viaja y también a su paso por otras ciudades, es el caso de “El naufragio” que escribió cuando iba por el Atlántico. En Panamá escribe “Horas de Panamá”. En Colón, “La buena ventura”. En Puerto Limón, Costa Rica, escribe “Atardecer”, dedicado a Jorge Mateus. En el balneario de Punta Arenas, Costa Rica, “Tarde marina”, y en el mismo país compone “Las ruinas de Cartago” y “Allá”, donde el poeta le pide a las palomas que sean sus mensajeras para contarle a su madre la añoranza que siente en sus horas de soledad.
Descripción : 106 p.
URI : http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/5940
Aparece en las colecciones: SILC

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