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Título : Fundamentos estéticos de la crítica literaria en Colombia. Finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX
Autor : Arango Restrepo, Sofía Stella (Autor)
Fernández Uribe, Carlos Arturo (Autor)
Palabras clave : Publicaciones periódicas;Prensa del siglo XX;Revistas literarias;Crítica literaria;Modernismo;Literatura y arte
Editorial : Medellín: Editorial Universidad de Antioquia
metadata.dc.description.notes: Análisis y sistematización de información: Gustavo Adolfo Bedoya Sánchez, profesor de la Universidad de Antioquia.Proyecto: “Balance historiográfico de las publicaciones periódicas hispanoamericanas: temas, enfoques y conclusiones”, inscrito en el Sistema Universitario de Investigación y cofinanciado por la Estrategia de Sostenibilidad para grupos de investigación CODI 2013-2014.Institución: Universidad de Antioquia, Grupo de Investigación Colombia: tradiciones de la palabra.
Resumen : Estudiar lo literario abarca por igual el análisis del lector y sus múltiples respuestas frente al objeto leído, de esta manera, la investigación de Arango y Fernández posee un objetivo de suma importancia: estudiar los fundamentos estéticos y filosóficos que subyacen en los textos críticos, divulgados en un grupo de publicaciones periódicas colombianas durante los años 1886 y 1910. Según la investigación, la crítica literaria de la época se apoyaba en cuatro ejes conceptuales: la defensa de los ideales clásicos (Grecia y Roma), la reflexión filosófica y sociológica desde el positivismo (Spencer y Taine), la defensa de los ideales realistas-naturalistas (Zola) y la apertura a otras experiencias artísticas (el caso del modernismo). La investigación está dividida en dos partes. La primera hace alusión al estudio de los textos críticos y a la exploración de sus fundamentos conceptuales. La segunda está compuesta por una selección de dichos textos críticos, a manera de una antología. A su vez, la primera parte está dividida en cinco textos y una “Conclusión” (además de una Bibliografía divida en Fuentes primarias y secundarias). El primero de los cinco textos de la primera parte: “Contexto histórico y cultural de la crítica literaria en Colombia entre los siglos XIX y XX”, tiene el objetivo de presentar los aspectos políticos que condicionaron la producción de las publicaciones periódicas, y dentro de ellas las discusiones y los estudios sobre el arte literario. Siguiendo al reconocido historiador Jaime Jaramillo Uribe se exponen las diferencias entre liberales y conservadores durante los años previos a la Regeneración y a la Constitución de 1886: a diferencia de los conservadores los liberales pretendían un proyecto de educación laico, dicho proyecto fracasó ante la oposición de los conservadores y de la Iglesia, y ante la falta de recursos fiscales y el deplorable nivel cultural del pueblo. Así, bajo el gobierno conservador y su proyecto de Regeneración se hizo patente la censura (por ejemplo, El Espectador fue clausurado cinco veces en menos de trece años), sin embargo, es necesario comprender que a pesar de esta realidad la oposición encontró la forma de exponer también sus ideales. Desde el siglo XIX se evidencia la división de la nación en el aspecto ideológico, lo que repercute en el aspecto político y cultural, pues es necesario entender que el arte en general, aunque no lo quiera, está íntimamente ligado con el aspecto político y religioso, y por ello la crítica literaria, aun esforzándose, siempre dará cuenta de dichas relaciones convirtiéndose ella misma en una toma de posición activa. El segundo texto: “La crítica clasicista: centralismo político y autoridad literaria” establece, bajo las premisas de Álvaro Tirado Mejía y Jorge Orlando Melo, las características del gobierno conservador de finales del siglo XIX: en principio su lucha contra el federalismo, luego sus acciones a favor de la educación y por último su relación con la Iglesia (patentada en la firma del Concordato con la Santa Sede, en diciembre de 1887). Bajo estos parámetros el arte y su desarrollo estarán determinados bajo la ideología unitaria y centralista de la Constitución de 1886, y por ello la crítica se centrará en la defensa de lo clásico griego y romano, así como en el clasicismo español. Miguel Antonio Caro y Antonio Gómez Restrepo representan a los más altos defensores de esta postura. Como parte de la exposición de esta línea de pensamiento, la investigación se centra en la descripción de la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes, fundada el 20 de julio de 1886: “Existe la conciencia bastante clara de que el arte es una herramienta social de progreso y de paz, y, en consecuencia, el apoyo político de la Regeneración al desarrollo del arte revela la convicción de que un arte grande y bello, como el clásico, será la mejor demostración del progreso social que representa el nuevo régimen” (39). El tercer texto: “La influencia del positivismo en la crítica literaria en Colombia (1886-1910)” expone la presencia del positivismo en Colombia, ya fuera en los textos de Salvador Camacho Roldán (punto de partida de la sociología colombiana), o en las diversas menciones que hacen los intelectuales acerca del positivismo, sus propagadores europeos y sus lineamientos principales: las ciencias naturales como orientadoras del pensamiento, como portadoras de todo el conocimiento y como herramientas que posibilitan el progreso de las sociedades. Ya fuera a favor (Baldomero Sanín Cano, Antonio Gómez Restrepo) o en contra (Miguel Antonio Caro, Guillermo Camacho), la utilización de las doctrinas del positivismo se hace patente en la historia de la crítica literaria colombiana, en este sentido, Hipólito Taine se convierte en blanco de alabanzas y ataques de los intelectuales colombianos. Las ideas del francés permitieron una armazón conceptual en torno a la discusión entre el nacionalismo y el exotismo, entre la búsqueda de lo propio y el arte por el arte mismo, entre el realismo y el decadentismo. Por ejemplo, su tesis del arte como producto del medio permitió la justificación de un arte nacional, de la búsqueda de lo propio y la negación de las artes extranjeras. Este apartado cierra con una reflexión acerca del positivismo de Herber Spencer (y en menor medida de las ideas de Paul Bourget y Renán), vistas claramente en la ideología de uno los hombres de letra más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX en Colombia, el intelectual Carlos Arturo Torres. El cuarto texto: “Del realismo positivista al realismo regional” establece la influencia de Zola en Colombia, y en general del naturalismo y el realismo. Al mismo tiempo expone los diversos rechazos de algunos críticos que pensaban que tales corrientes atentaban contra la moral católica apostólica romana. Curiosamente, muchos de los críticos que negaban la importancia del realismo y del naturalismo pensaban también que el arte debía enseñar y ejemplifica sin desvirtuar la realidad, pues antes que nada el arte expresa la “verdad” de las cosas. En este apartado sobresale la figura de Tomás Carrasquilla como defensor del realismo, junto con su grupo de contertulios antioqueños que se sentían atraídos por la descripción de la realidad desde lo local. Tristemente, es de indicar que el nombre de Carrasquilla ha sido mal equiparado –en la historiografía literaria y en la historia del pensamiento– a una figura menor de la literatura española: José María de Pereda. El quinto y último texto de la primera parte: “El debate del modernismo: libertad o decadencia” expone la realidad cultural colombiana de inicios del siglo XX, que empieza con la publicación, cada vez mayor, de revistas y periódicos, al tiempo que se hace latente la participación de escritores extranjeros y la reproducción permanente de sus textos. Incluso se publican reseñas y textos críticos de obras que no habían llegado a Colombia, o que aún no habían sido traducidas. Los medios periódicos, un poco más modernos, pero sobre todo, distantes de las preocupaciones políticas, empiezan a tomar partido por el nuevo movimiento cultural: el modernismo, ya fuera en contra (Alpha) o a favor (Trofeos), incluso, ya fuera de manera ecléctica (El Nuevo Tiempo Literario). Entre los juicios en contra del movimiento se le acusó de preocuparse más por la forma que por el contenido, asimismo, se rechazó su carácter enigmático y simbolista, y se le acusó de inmoral por ciertas recurrencias temáticas (es de anotar que una versión menor de este texto, tal como lo indican sus autores, ya se había publicado en Acosta Peñaloza y otros, Independencia, independencias y espacios culturales: diálogos de historia y cultura. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009). Como “Conclusión” los autores de la investigación establecen una serie de avisos. En principio indican que su trabajo es tan sólo el primer paso (el cual comprendió la lectura y el análisis de casi mil textos críticos) para ubicar, registrar y reseñar la crítica literaria colombiana, de allí que esperan continuar con este estudio en el futuro y para lo cual es necesario ampliar el corpus temporal e incluir los textos producidos en otros lugares, tales como la Costa Atlántica, el Valle del Cauca, etc. Asimismo, establecen la importancia de estudios particulares de la obra completa de los críticos literarios, muchos de ellos hoy en día olvidados. Lo anterior redunda en la necesidad del estudio de la historia de las publicaciones periódicas, las relaciones de éstas con las publicaciones de América y Europa, y el papel del crítico extranjero que a través de la publicación o de la reproducción de sus publicaciones tenía una presencia en la comunidad crítica colombiana. Indican que la antología, anexa a la investigación, es parcial y que por lo tanto tan solo tiene la intención de ilustrar en líneas generales. Tal como lo indicamos, le sigue a esta primera parte una antología (organizada cronológicamente) de los textos críticos. En principio es necesario indicar que el corpus, objeto de estudio, está constituido por 49 publicaciones periódicas. De ellas 13 son revistas y 36 periódicos. De las revistas seis son de Bogotá, seis de Medellín y una de Manizales. De los periódicos 19 son de Bogotá, 16 de Medellín y uno de Cali. Los autores resaltan la importancia de las revistas Alpha (Medellín: 1906-1910) y Trofeos (Bogotá: 1906-1908); y la importancia de los periódicos La Voz de Antioquia (Medellín: 1886-1888), El Orden (Bogotá: 1887-1889) y El Nuevo Tiempo Literario (Bogotá: 1903-1910), ya que estas publicaciones contaban con la participación de distinguidas autoridades en el campo de la literatura y su estudio, y además porque fueron escenario de discusiones y debates nacionales en el campo artístico. La investigación también produjo un “archivo razonado” que recopila los nombres de los autores, títulos de sus participaciones, información de su ubicación (nombre de la publicación periódica y su pie de imprenta) y resumen y palabras clave del artículo, publicado en formato digital con el título de Crítica literaria en Colombia: catálogo razonado de publicaciones periódicas, 1886-1910. También es necesario indicar que entre los criterios de selección del corpus se tuvo en cuenta, entre otros, que los textos hayan sido escritos tanto por colombianos como por extranjeros pero que tuvieran como objetivo la literatura nacional. También buscaron la traducción de textos críticos y teóricos extranjeros que sirvieron de base conceptual en las discusiones y los análisis ejecutados por los colombianos. Tuvieron en cuenta la preeminencia del autor y la pertinencia de lo dicho por él para la época, así como intentaron priorizar autores desconocidos pero de vital importancia para comprender la temática en su momento, como lo es el caso de Saturnino Restrepo. Antes de la antología, los autores de la investigación se permiten hacer un rápido recorrido descriptivo por algunos de los textos recopilados, señalando a cuál de las cuatro líneas conceptuales establecidas pertenecen. La antología consta de 53 textos escritos por 39 autores en 15 publicaciones periódicas, desde el mes de septiembre de 1886 hasta el mes de noviembre de 1908. Los autores incluidos son: Luis Mejía Restrepo, Filemón Buitrago, Baldomero Sanín Cano, José Asunción Silva, Manuel Uribe Ángel, Gaspar Núñez de Arce, Lázaro María Pérez, Leopoldo Alas “Clarín”, Luciano Rivera y Garrido, J.H.C., Maximiliano Grillo, Calixto Oyuela, Enrique Gómez Carrillo, José Echagaray, N. Bolet Peraza, Samuel Velásquez, Fidel Cano, Alirio Díaz Guerra, Efe Gómez, Javier Acosta, Oswaldo Scarpetta, Palacio Váldes, Saturnino Restrepo, Carlos Arturo Torres, Juan Valera, Diego Uribe, Miguel Antonio Caro, Manuel Bueno, Ricardo Jaimes Freyre, Emilio Bobadilla, Jesús Semprum, Miguel de Unamuno, Tomás Carrasquilla, Víctor M. Londoño, Rubén Darío, Guillermo Camacho, Manuel Urgate, Félix Betancourt y Eduardo Castillo. Las publicaciones periódicas en las que se publicaron por primera vez los materiales son: Papel Periódico Ilustrado, El Semanario, El Telegrama del Domingo, El Telegrama, El Orden, El Heraldo Literario, Revista Gris, El Espectador, El Repertorio, El Montañés, La Gruta, El Nuevo Tiempo Literario, Los Lunes del Correo, Alpha y Trofeos. Los autores indican que el corpus fue hallado y consultado en la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia, la Biblioteca Pública Piloto de Medellín y la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República. Se debe indicar que la investigación está impresa a dos columnas (en papel de 17x24 centímetros), tal como muchas de las publicaciones periódicas revisadas por los investigadores. Lo anterior debe recordarnos algunos puntos de interés, por ejemplo, la importancia del estudio de los medios periódicos y del estudio de la literatura en su primera materialización, como entrega periódica, folletín o como fragmento. Tradicionalmente, los estudios literarios colombianos se han centrado en el análisis del objeto libro, obviando el papel desempeñado por las publicaciones periódicas en la propagación de las muestras literarias, aunque históricamente estos papeles han tenido un mayor radio de acción que el libro, y su organización interna (coordinadores, colaboradores, editores, voceros, lectores, etc.) dan cuenta de la institucionalización de una comunidad intelectual y de la institucionalización de la práctica literaria. Es claro que el estudio de los medios periódicos como institución cultural podrá discernir cuestiones tan importantes, para el campo literario, tales como la censura, las prácticas lectoras y la recepción, entre otras. Asimismo, el estudio del objeto literario en su primera materialización permitirá rastrear los cambios de sentido que han operado sobre la muestra literaria a lo largo de sus diversos formatos, tal como lo apunta el historiador Roger Chartier en su estudio sobre la “Biblioteca azul” (El mundo como representación): el cambio de formato altera la lectura y el sentido del texto, ¿qué era del lector decimonónico al enfrentarse a una obra publicada por capítulos, ya fuera porque el autor la componía de esa manera para adaptarse a las posibilidades del medio periódico, o porque el coordinador la editaba posteriormente, arrancando párrafos, resumiendo apartados, eliminando información, en su intento por adaptar el texto a un público definido o a un espacio material específico en la publicación? Centrarse en los documentos aparecidos en las publicaciones periódicas es uno de los aportes más importantes de esta investigación. Asimismo, lograr ampliar el fenómeno literario al no centrarse tan sólo en la obra o en el autor, sino en estudiar los fundamentos conceptuales visibles en la crítica literaria. Lo anterior la diferencia de la única historia de la crítica literaria colombiana escrita al día de hoy: Historia de la crítica literaria en Colombia de David Jiménez Panesso (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1992). Otro aspecto importante de la investigación es cuando los autores aventuran una reflexión sobre el “método” de Taine apoyados en Ernst H. Gombrich pero sobre todo en Menéndez y Pelayo, en la que exponen que Taine mismo obvia que su estudio del arte, desde los métodos científicos, no parte de “hechos” científicos sino de las obras mismas, es decir que su estudio científico nunca produciría leyes exactas, tan sólo reproduciría las formas en que el arte es visto por el científico: “No es posible pasar por alto que, otra vez, Taine considera que “las obras de arte ordenadas por familias en los museos y las bibliotecas” son meros hechos positivos y no “documentos” respaldados por determinadas posiciones estéticas” (52). Taine siempre ha sido reconocido como una figura ejemplar aunque en la actualidad resulte tan sólo una curiosidad bibliográfica, pues es claro que muchas de sus ideas han sino rebatidas, lo cual no desmerita un estudio sistémico de la recepción de sus ideas en Colombia, y en este sentido esta investigación –así como algunos artículos del profesor Fernández– tienen mucho por decir. Finalmente, hay que indicar que la edición del libro obvia el cambio de fuente y la sangría en una cita en la página 45, asimismo, es recurrente la repetición de varias ideas sobre el positivismo cuando se habla de Spencer que ya se habían dicho al hablar de Taine. Otra desventaja de la investigación es limitarse en su contextualización histórica a las clásicas referencias historiográficas, aunque muy importantes como los estudios de Jaramillo Uribe y Melo, hoy en día revisadas y complementadas por muchos otros. Y con excepción de un juicio apurado y generalizado en la primera parte del libro: “Las formas más retardatarias coincidieron con las ideas conservadoras, y las más abiertas y acordes con el mundo moderno corrieron por cuenta de los liberales” (32), la investigación de Arango y Fernández resulta ejemplar en el campo de los estudios históricos de la literatura colombiana y de seguro ya mismo empieza a abrir nuevos caminos en la investigación del fenómeno literario. Los autores de la investigación son docentes e investigadores de la Universidad de Antioquia, miembros del grupo de investigación Teoría e Historia del Arte en Colombia, autores de diversos artículos y libros sobre la historia del arte colombiano, en especial, sobre el arte antioqueño. También es de anotar que la investigación fue resultado de la Beca Nacional de Investigación en Literatura Fernando Charry Lara, 2006, otorgada por el Ministerio de Cultura y el Instituto Caro y Cuervo.
Descripción : 332 p.
URI : http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/5901
Aparece en las colecciones: SILC

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