Pretéritas

Abstract

Estas páginas escritas por el autor mencionado en los primeros años de juventud están llenas ya de los que sería su eterno combate y su sed de justicia social en un mundo donde los desheredados llenaban la vaciedad del mundo. El libro, está divido en tres partes, La primera De la Guerra y los Épicos, contiene un recuento de lo que fue la guerra de 1885 en la que participó Vargas cuando solo contaba 15 años, la escribió al calor del acantonamiento en el que se encontraban y que el generalísimo Hernández, le pidió que escribiera para que contará a las generaciones venideras el horror de la guerra, un grito de combate son estás Pretéritas, estas descripciones de la guerra signarán su destino, ya no claudicará, ni callará, su vida será un eterno trasegar por el mundo y con él su pluma irá dando fe del horror de los hombres donde sea que se encuentren, civilizados o bárbaros. Pretéritas¿ y bien pretéritas son estás páginas, porque comenzadas a escribir a finales de 1884, en campos boyacenses, en plena guerra civil en la cual era un ferviente y juvenil actor, y fueron concluidas en 1885, en el corazón de la derrota, en pleno desierto, en el vértigo de la huída; libro cándido que sus lágrimas regaron, libro de amor de los sueños imposibles. Al vivac del fuego se hablaba de la guerra, que ardía en todo el país; de las tiranías que asolaban con toda su crueldad las poblaciones vencidas; Vargas, aparecía ya dotado de ese funesto don de la palabra al cual ha debido tantos ruidos y efímeros triunfos, y apostrofaba rudamente el despotismo capitalino; se le oía en un silencio profundo, de súbito, Daniel Hernández lo interrumpió para decirle: usted debe escribir todo eso, decir todo eso, solo usted podrá hacernos justicia; lo prometió y lo cumplió, estás páginas de Pretérita, nos hablan de esos tiempos pasados, que solo han corrido hasta el porvenir en la misma corriente de la historia, nuestros despotismos siguen imperando, los pueblos más débiles siguen siendo masacrados, la gloria del poder, es la gloria de los tiranos de media barba, la intelectualidad de los países hispanoamericanos sigue apoyando los regímenes de los déspotas, porque su pasión por la libertad y la justicia social queda revuelta en sus jugos gástricos, su corazón, ni su conciencia quedan involucradas en estas luchas estériles e inútiles.