Tomás Carrasquilla en La Marquesa de Yolombó

Abstract

En este ensayo de cuarenta páginas el autor busca, desde una perspectiva académica, abrirse paso por una de las obras mayores de Tomás Carrasquilla. En esta travesía, el lector puede encontrar, sin embargo, diversas alusiones a otras obras y sus personajes, en un intento de comparar e igualar características sicológicas y sociológicas que establecen identidad en la narrativa del escritor antioqueño. De entrada Mejía Duque habla del primer Carrasquilla de Simón el mago, a su paso, el autor comenta, en dimensión cronológica, Frutos de mi tierra, y rastrea allí ""la tesis sobre la viabilidad de la obra novelesca con materiales autóctonos"" sostenida por el propio Carrasquilla en sus cartas, al tiempo que señala el problema en el que se encuentran los lectores actuales del imaginario carrasquillano: una religiosidad ritualista que puede llegar a ser un rasgo obsesivo. Así mismo, expone la idea que responde al problema de su función estructurante: el chisme; lo cual resuelve, en otras palabras, el problema de la función estilística. Al enfrentarse a La Marquesa de Yolombó, el autor afirma que ""a la muerte de Tomás Carrasquilla en 1940, tanto Hace tiempos como aquella, eran aún los máximos logros de la prosa narrativa colombiana"", considerados desde el punto de vista de la ""reconstrucción de formas de vida alejadas en el pasado nacional"". Detalles como la edad artística en la que se consagra el proyecto de La Marquesa, el estímulo para escribirla, el proceso de publicación, el público que recibió la obra, el diseño general, son abordados a modo de introducción al estudio de los perfiles de los principales personajes de dicha novela. En este sentido Mejía Duque sugiere que ""los personajes de primer plano son, sin lugar a dudas, el ruidoso Taita Moreno, Bárbara Caballero, la negra Sacramento y, luego, Fernando de Orellana"". Dichos perfiles conformarán la mayor parte de las páginas de este estudio.