La novela en Colombia

Abstract

Constituye la tesis de Roberto Cortázar el primer intento de estudio sistemático de la novela en Colombia. Así, pues, el análisis de la novela colombiana se lleva a cabo, por un lado, a partir de la división en cinco géneros o subclases: las novelas semi-realistas, las históricas, la María de Isaacs, la novela antioqueña y la novela más reciente; por el otro, a partir del cumplimiento de los criterios de unidad de acción o trama, unidad de estilo o del buen decir y moralidad o ajuste a la religiosidad católica. Del grupo de las novelas semi-realistas hacen parte, ora por su lenguaje en general correcto y su claro sentido moral, ya por su inconsistencia narrativa, obras que mejor pudieran ser consideradas cuadros de costumbres: Tránsito, de Luis Segundo de Silvestre; El doctor Temis, de Ángel Gaitán; Manuela, de Eugenio Díaz Castro; Olivos y aceitunos todos son uno, de José María Vergara y Vergara. De la novela histórica evalúa Cortázar su capacidad para ""enseñar interesando"", así como su pericia para ""resucitar una época ya medio muerta en el entendimiento de los actuales habitantes"" y el armonioso balance entre descripción o imparcialidad histórica y narración. Conforman este segundo grupo, entre otros, los Cuadros históricos y novelescos del siglo XVI de José Caicedo Rojas, el Alférez Real de Eustaquio Palacios y el Martín Flórez de José María Samper. Ocupa capítulo aparte María, de Jorge Isaacs, considerada por Cortázar uno de los epítomes de la novela colombiana, el centro del canon literario conservador, pues en ella ""se funden a modo de arroyos que a sólo un río rinden el tributo de sus aguas, muchos géneros literarios: es realista con marcados tintes de idealismo en las descripciones de la naturaleza, y tiene pasión ardiente que muchas veces es lo que inmortaliza las obras literarias"". Continúa la novela en Antioquia como muestra de la literatura de una región particular de Colombia, caracterizada por la conservación sin mácula de su idiosincrasia, lengua y tipos humanos, condición ""muy bien designada con el gráfico nombre de regionalismo"", causa primera de su originalidad artística. Para Cortázar no hay mejor ejemplo de dicha originalidad que Siervo sin tierra, de Carrasquilla, junto a Tierra virgen, de Eduardo Zuleta e Hija espiritual, de Alfonso Castro. Encargados de continuar el progresivo perfeccionamiento de la novela colombiana, finaliza Cortázar, escritores como José María Rivas Groot con su novela Resurrecciones, y especialmente Pax de Lorenzo Marroquín, ""que ha venido como cesación de infortunios, y su aparición coincide con el impulso progresista dado a la nación por el mandatario que hoy la rige (Rafael Reyes)"", han de seguir, si desean llegar a buen término, la preceptiva según la cual en la novela debe percibirse ""sabor de humanidad, donde palpite la vida, donde brille el realismo moderado, donde se sienta el esfuerzo la persecución de altos ideales"".