Fin de siglo, decadencia y modernidad

Abstract

Fin de Siglo Decadencia y Modernidad, presenta el desarrollo del modernismo en Colombia, dispuesto en tres partes. La primera está dedicada a los inicios del modernismo en Colombia, trabajando las ideas modernistas del arte por el arte, el exotismo, el snobismo y su relación con la tradición literaria y cultural del país. En la segunda parte, elabora un trabajo sobre las aspiraciones estéticas de José Asunción Silva, resaltando el lector artista como condición para la asimilación de la propuesta. De Sobremesa, representa la decadencia del Romanticismo que atraviesa toda la novela del autor bogotano, evidenciando, a su vez, una modernidad problemática; asimismo, se contempla la influencia prerrafaelista y naturalista en la novela, con la imagen mística y virginal, que junto con los contrastes de la vida del poeta, sirve de estructura para sustentar la novela, la búsqueda estética del poeta. En la tercera parte, se trabaja a Guillermo León Valencia, volviendo al trasegar ya no poético-estético y poético-vital de Silva, sino convirtiendo al poeta en un hombre público, ornamentado con las vestiduras puras del arte. El autor de Ritos, representa la modernización del intelectual, el vínculo estrecho con la técnica y la tecnología; finalmente, se observa el carácter histórico del modernismo, sus consecuencias estéticas para la literatura colombiana, como la preocupación por la habilidad formal. La cuestión de ser modernos en Colombia supone dos vías que se impugnan mutuamente asesándose con la aspiración y la amenaza. Por un lado, la tradición se veía acorralada por un movimiento que pretendía cambiar paradigmas, y por el otro, la aspiración de llegar a un estado mítico, a un terreno exótico. Las condiciones que permitían hacer posible la concreción de las variaciones poéticas en una expresión literaria definida, estaban permeadas por el ambiente social premoderno. Pero los géneros permitieron la incursión de valores frívolos e irreligiosos, una visión secular del mundo que consentía vislumbrar un género volcado no sólo a la celebración y canto de la verdad, sino a la invención, a la sugestión de nuevas mentalidades, formas alternativas. Pero las oposiciones al nuevo movimiento van desde perspectivas religiosas a las positivistas. Unas, preocupadas por el rumbo de la literatura colombiana, otras, valorando su ejercicio en términos científicos; es decir, cuando marcha al paso del saber constructivo del hombre practico, de la técnica, en aras de una alianza del sujeto con la ciencia. La literatura adquiere completamente un papel didáctico, utilitario: el poeta ennoblece el trabajo en la sociedad burguesa, forzando los efectos poéticos en función de los contenidos ideológicos. Y la ciencia, antagonista de la religión, asciende y toma el trono dogmático de la mano de intereses partidistas. La modernización de la literatura tenderá hacia la inserción de otra tradición, ya no hispanófila, sino con un tono más universal anclada sobre presupuestos franceses e ingleses.