Sobre los movimientos estudiantiles

Abstract

Sobre los movimientos estudiantiles, es un análisis de la insurgencia estudiantil, como fenómeno característico del clima moral de la actualidad y como natural consecuencia histórica. En efecto, los movimientos estudiantiles insurgentes, desde el siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX, se han caracterizado por secundar a los movimientos políticos y revolucionarios que luchaban contra los vicios del poder y el sistema establecido. Con esta participación los movimientos estudiantiles tenían por objetivo y esperanza propiciar, dentro de un marco legal tradicional, un sistema más justo y equitativo. Pero en la década de los años 60 la perspectiva de los movimientos estudiantiles cambia y se transforma en un fenómeno masivo y universal, de esporádico y nacionalista que era. La ruptura con el sistema es más radical. Se repudia la vieja estructura de valores, se critica su organización política, económica y jurídica, se destruye con las costumbres, se conmueven las bases de la sociedad con la violencia que, mal que bien, es propia de todos los movimientos sociales. Incluso del Estado con su aparato de represión política, religiosa, moral y física. Más aún, con la manifiesta violencia, que se evidencia en la Universidad napoleónica y la actual en tanto siervas ciegas del Estado. La universidad, pues, como una institución meramente al servicio de la economía. Orientada en sus ejercicios académicos, profesionales e investigativos a los propósitos bélicos de las grandes potencias que concentran el poder y de las que se deriva la brutal desigualdad en la sociedad. Jorge Eliécer Ruiz, suma, además, a estas causas sociales unas de índole intelectual: la física y la matemática modernas sin las que hubiera sido imposible el avance técnico-tecnológico, el freudismo y su descubrimiento de la civilización como producto de la represión y falta de espontaneidad; y el marxismo y sus herramientas teóricas para comprender los procesos del poder en las sociedades y el puesto de los marginados con relación a éste. Estas dos últimas causas sirven de soporte para la liberación del ser y la orientación de la universidad a fines creativos, aun cuando también haya contribuido, directa o indirectamente, a la dominación del hombre sobre la naturaleza, al mismo tiempo que a la del hombre sobre el hombre. Sobradas razones con las que el autor explica el desacuerdo radical de los jóvenes y el clima revolucionario que se respira en las universidades para el año de 1968, en que la insurgencia estudiantil parece indicar que está dispuesta a cumplir la dialéctica de la libertad, tal como la definió Lichtemberg, esto es, con la naturaleza de abuso que le es propia a la verdadera libertad y su ejercicio genuino respectivo.