Alejandro Pushkin

Abstract

El novelista, ensayista, poeta y cuentista Jaime Mejía Duque, con un rigor histórico, despliega toda una exaltación a quien él considera un paradigma del hombre en tanto intelectual o viceversa: Alejandro Pushkin, conocido como el ""padre de la literatura rusa"", nacido en 1799 y muerto en un duelo a pistola el año de 1837. Muerte que en el recorrido por la obra, contexto y vida del escritor que precedió con maestría a Dostoievski, Tolstoi, Chejóv, Gogol, etc, Duque interpreta como un asesinato encubierto. Dada la tiranía, censura y persecuciones brutales presentes en la Rusia zarista de entonces. Régimen dogmático que, por demás, Pushkin siempre criticó con lucidez, al que resistió con una beligerancia y compromiso, tanto más ejemplar cuanto que se trataba de aristocracias o monarquías absolutas, despóticas y soberanas en el modo inhumano de castigar los numerosos levantamientos que, empero, proseguían en aras de la emancipación campesina y moral, esto es, de la libertad y el bienestar del pueblo. Escribía libelos, epigramas para agitar las masas a la rebelión y a la desobediencia. Su conciencia política y disposición subversiva la revelan sus obras y la eventual participación en círculos clandestinos que abogaban por la abolición de la servidumbre y la reforma política que instaurara una monarquía constitucional en lugar de la autocracia de los zares. Perseguido, acosado, desterrado y vigilado, sus ideas libertarias y el modo satírico de expresarlas le valieron el destierro. Desde su temprana infancia en la que un profesor no apuesta nada por él, pasando por su juventud donde destaca con sus versos, Mejía Duque nos cuenta las peripecias de una vida entregada a la resistencia revolucionaria de un escritor que amó a Rusia, su historia, folclore y su lengua natal, con la firmeza y consecuencia de quien es consciente de lo que dice y hace, hasta el punto de no admitir ser cooptado por Nicolás I. A lo que el emperador respondió vigilando todo lo escribía, pues a un grupo de conspiradores de su tiempo, los Decembristas, le encontraron poemas suyos que se habían convertido en manifiestos. Pero la vigilancia fue infructuosa porque Pushkin, realista en sus métodos, arrojaba panfletos a la calle sin firmar o firmados con seudónimos. Ética y estética se funden de un modo peculiar en la vida de este escritor acusado en su entonces de ateísmo e inmoralidad, pero que constituiría después un referente cultural de la revolución proletaria socialista. Un paradigma del hombre intelectual, del intelectual en su máxima humanidad. Jaime Mejía Duque (Cauca 1932- Santa Marta 2009). Escritor, crítico literario, abogado y catedrático universitario, fue colaborador de suplementos literarios de El Tiempo, El Espectador, El Colombiano y La Patria. Entre sus obras figuran: Literatura y realidad, Mito y realidad de Gabriel García Márquez, La Vorágine o la ruta de la muerte, Narrativa y neocolonialismo en América Latina, El otoño del patriarca o la crisis de la desmesura, Contraseña, Isaacs y María, El hombre y su novela, Ensayos, Tomás Carrasquilla, El nuevo Diógenes y otros poemas, y otras.