América sin realismos mágicos

Abstract

Rafael Gutiérrez Girardot (1928-2005) es uno de los intelectuales, catedráticos, traductores y ensayistas colombianos más importante del siglo XX y de más reconocimiento en el exterior. Estudió Derecho y filosofía en Colombia, sociología en España y Humanística en Friburgo. Colaboró en revistas y periódicos como Revista del Colegio Mayor del Rosario, Tierra firme, Bolívar, Mito, Cuadernos Hispanoamericanos, Ideas y Valores, El Siglo, El Tiempo, La Nación. A partir de 1950 residió en Alemania con una intensa actividad académica. En 1959 funda con Francisco Pérez Galdós la editorial Taurus. Algunas publicaciones de su prolífica obra ensayística la constituyen: Horas de estudio, Modernismo, Aproximaciones, Temas y problemas de una historia social de la literatura hispanoamericana, Provocaciones; Jorge Luis Borges: ensayo de interpretación; El fin de la filosofía y otros ensayos; Moriré callando. Tres poetisas judías; Heterodoxia y otras. América sin realismos mágicos es tomado de Hispanoamérica: Imágenes y perspectivas. Este ensayo es un buen exponente del rigor conceptual y la precisión en la visión histórica que le fue propia a Gutiérrez Girardot. Con un talante crítico y en una tensión polémica el ensayo marca un juicioso recorrido por la tradición literaria hispanoamericana. En este sentido se articula la crítica a los críticos del Boom latinoamericano a quienes los presidió más el oportunismo económico de los mercados editoriales en los que promovían el consumo de estas obras, que la reflexión sobre los precedentes históricos gracias a los cuales se levantó esta literatura. El proceso histórico que se inició con Andrés Bello, Domingo Faustino Sarmiento y que se continuó con Rubén Darío, José Enrique Rodó, Pedro Henríquez Ureña, Eduardo Mallea, Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges y otros. En ellos palpitaba la preocupación porque Hispanoamérica tuviera una asimilación creadora de las demás literaturas del mundo en vez de imitar, es decir, por la apropiación del espíritu propio del continente y la elaboración de la cultura europea trascendiendo el indigenismo, el provincianismo, el regionalismo o la vuelta a la naturaleza, que más bien cabe llamar -anota Girardot- ""huida de la civilización"". La literatura no es asunto local. Su forma y contenido no debe estar condicionado por un realismo de costumbres y de paisajes. Antes bien, para insertarse en la literatura universal y lograr en ella el merecido reconocimiento debe conciliar lo provinciano con lo cosmopolita, la libertad con la tradición y lo íntimo del individuo con lo íntimo de la sociedad en momentos históricos dramáticos. La contribución de la literatura, pues, ha de concordar con las transformaciones históricas a las que se ve abocada la cultura. Así mismo como debe comprometerse con las crisis sociales y culturales en las que ella se enmarca. Por ello, Gutiérrez Girardot, señala todo un grupo de autores y obras hispanoamericanas que contribuyen al subdesarrollo colonial y a la heteronimia, en virtud de que parecen ignorar lo que significó el paso del feudalismo al capitalismo en estas latitudes. Pero también rescata aquella literatura hispanoamericana auténtica que hoy es, por su originalidad formal y por la justeza histórica de sus contenidos, literatura universal.