La violencia y la supresión de la política

Abstract

La guerra de los años 45-65, período ""clásico"" de la violencia en Colombia, no solamente una guerra entre clases dominantes (es decir, continuación de viejos enfrentamientos) sino también una guerra entre estas y el movimiento popular, sumándole a ello el enfrentamiento entre vándalos o bandidaje, cuyas víctimas no necesariamente se pueden identificar. Terror, resistencia y conmoción social, son tres componentes que el ensayista considera básicos en su tarea de caracterizar ese período que tan honda huella dejó en el alma nacional. La violencia es ""terror concentrado"", lo que a su vez, sostiene Sánchez Gómez, es ""supresión de la política"", donde los actores son primero copartidarios, pero no ciudadanos, tipo de relación que pertenece al orden de lo arcaico, de lo prepolítico. Con el asesinato de Gaitán y la posterior persecución y exterminio de todo lo que oliera a izquierda, se inaugura un régimen de supresión que precipita el país hacia la diáspora. ""La diferencia se había hecho incompatible con el orden"", señala el autor. No hay contradictores políticos sino enemigos a los que hay que eliminar físicamente. El terror se convierte, entonces, en una práctica estructurada con agentes del terror, organizaciones del terror, rituales del terror, instrumentos del terror y con una cronología del terror. Práctica que se convierten en estandartes de una cultura del terror, a la que se le pueden atribuir múltiples re-significaciones (la política, el cuerpo, la muerte, el más allá cobran nuevos significados). El periodo de la violencia y sus consecuencias adquieren entonces un fuerte carácter mítico, un ""conflicto entre hermanos"" que se desarrolla a la sombra de la Santa Madre Iglesia (quien ha estado lejos de ser neutral). La resistencia, entonces, se organiza, dado que no todos asumen de manera pasiva el sometimiento al terror. En ese panorama, las guerrillas asumen una gran variedad de papeles. Resistir se convierte en una práctica forjadora de un nuevo mito, ""el mito guerrillero"". Mito que se instala en la idiosincrasia colombiana, generando prácticas nuevas, nuevas relaciones, nuevos modos de administrar el terror. Con los años, la historia de las guerrillas se torna historia de frustraciones. La resistencia, en esencia desorganizada, espontánea, no escapa a la lógica del terror. Por un lado, la resistencia se mantiene en el tiempo, confirmando una línea evolutiva cuya prueba son las actuales guerrillas. Por otro lado, el bandolerismo político perfila una línea insoslayable de la resistencia, su línea involutiva. Por donde sea que se le analice, la violencia obedece entonces a un ""proceso de procesos"", no a un patrón establecido que difumina el panorama de los vencidos y los vencedores. Gonzalo Sánchez Gómez (Tolima, 1945), continuador de la tradición de intelectuales socialistas con formación en las ciencias jurídicas y la filosofía en la universidad Nacional, Sánchez Gómez se ha destacado como un estudioso de la historia colombiana, especialmente la del siglo XX, focalizada en los movimientos populares. Ha sido director del departamento de Historia y del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia. Ha publicado: Bandoleros, gamonales y campesinos: el caso de la violencia en Colombia. Bogotá, 1983. Los días de la revolución: gaitanismo y 9 de abril en provincia. Bogotá, 1983. Ensayos de historia social y política del siglo XX. Bogotá, 1984. Guerra y política en la sociedad colombiana. Bogotá, 1991.