El atravesado

Abstract

Aprendió a pelear gracias a Edgar Piedrahíta, que junto con su novia Rebeca crearon la Tropa Brava. Incluso ya desde antes se daba golpes con todos los de su clase, pero no fue sino hasta conocer a los de la tropa que el puño derecho se le empezó a endurecer. La Tropa Brava se hacía en el parque de la 26. Pero tuvo que darse con otras barras para poder controlar el lugar, pues en esa época Cali estaba lleno de ellas. Lo que sí era que se veía mucho cine. Lo más tremendo fue cuando pasaron Rebelde sin causa, ahí fue cuando todo el mundo se enloqueció. Se sabe que a la Tropa Brava la exterminó la Guardia Civil. Los fueron cogiendo a bala uno a uno, en las esquinas y los estaderos. Al único que dejaron vivo fue a Edgar Piedrahíta, que después se volvió un tipo serio y que tal. De ahí, y luego de alejarse de Edgar, se enamoró de María del Mar, una muchacha rica que además era su prima, y por la cual se ganó la amenaza de muerte de un serenatero. Así y todo no dejaba de ser un tipo bravo, hasta entró a una academia de artes marciales para aprender profesionalmente a pelear. Fue por esa época que conoció a Akira Nagasaka, un chino que sólo comía manzanas, apio y pan. Ese fue el que le enseñó de verdad. Incluso a matar gente de un solo golpe. Pero Akira, lástima, entró en una tristeza que lo llevó hasta Buenaventura y lo arrojó cerca del mar al filo de su sable. Es por eso que ya no anda con nadie, se mantiene solo como un cuervo. Andrés Caicedo nació en Cali en 1951 y murió en esa misma ciudad en 1977. Novelista, cuentista y crítico de cine. Fundador de la revista Ojo al cine. Entre su obras se destacan las novelas ¡Qué viva la música! y Angelitos empantanados. El texto aquí reseñado se encuentra en la antología El atravesado editada por Norma y en la compilación Cuentos y relatos de la literatura colombiana (Tomo II), seleccionada por Luz Mary Giraldo.