La cosecha

Abstract

Esta novela rural es escrita en un lenguaje descarnado que carece de adornos poéticos o metáforas amenas que otorguen alegría a la narración, por su parte retrata personajes y situaciones bestiales producto del incesto, la bebida y la violencia; motivo por el cual son recurrentes alusiones como ""posesión brutal"", ""lujuria de sátiro"", ""impudicia animal"". Aquí se relata el descenso moral de un joven bogotano llamado Ernesto Martínez, quien es contratado por la firma exportadora de café, Achab y Co. para trabajar en los campos del departamento del Tolima. Ernesto llega a una zona recientemente colonizada en la que sobresale la pobreza de los agricultores que viven de sus cosechas, allí conoce a Rafael Gómez, quien vive con su esposa Cristina y su hija Luisa. Gómez pide prestado un dinero a Ernesto para pagar una deuda antes de que le embarguen su patrimonio, este último visita la finca y cierra el trato al tiempo que contempla la idea de adquirir la finca y convertirla en una casa moderna con acueducto y luz eléctrica. El joven bogotano termina por involucrase con Luisa y el padre de ésta ve en esa relación la solución a sus problemas económicos hasta que Ernesto pierde su trabajo debido al robo efectuado por Gómez y su hija. Ante esta situación Luisa le pide que viva con ella y allí es donde el protagonista termina por conocer y relacionarse con una variedad de personajes grotescos donde priman las relaciones incestuosas y los abusos sexuales y violentos. Ernesto se sumerge en la contemplación del paisaje sin participación alguna en las labores del campo, gracias a ello obtiene el rechazo de aquellos que inicialmente lo consideraban una esperanza de porvenir. La historia termina con la paliza que le propinan a Ernesto al protestar contra el insistente acoso sexual de Pedro Rincón hacia Luisa. Aunque el relato termina aquí, la trama no es resuelta y el lector obtiene la posibilidad de avizorar hipótesis verosímiles con respecto al destino de Ernesto, aunque queda la sensación de que éste completará su degradación moral. Según Pineda Botero (2001), ""la novela exagera los determinismos: los personajes son presentados mediante prototipos extremos, a cada cual se le atribuye lo peor (¿) es una novela cruda y tremendista, carente de vuelo poético, que induce en el lector sentimientos de morbo o repulsión"" y agrega que Lizarazo pinta ""con trazos de costumbrismo y realismo, un abismo de miseria, humillación y opresión"" (50).