Oración con motivo de la constitución de 1843

Abstract

Oración pronunciada en la iglesia metropolitana de Bogotá con motivo de la celebración religiosa con que se inauguró la Constitución de 1843 que buscaba preservar el orden y la paz después de los conflictos independentistas.

El discurso abre con un epígrafe en latín en el que se expresa: ""Sobre todos los que siguieron esta regla, venga paz y misericordia"". A partir de ahí, se hace un recuento sobre la lamentable situación en la que se encuentra el país en los años posteriores a la proclamación de la Independencia y se expresa la necesidad de depositar en Dios toda la confianza para que el orden y la tranquilidad sean devueltos a la Nueva Granada. La relación entre la divina Providencia y las instituciones patrias es para el autor la base de toda nación: [¿] los dos principios cardinales, salvadores de las naciones, ejes sobre los cuales únicamente puede moverse con regularidad el mundo político: la legitimidad del gobierno y la religión nacional"". Sólo la religión y la legitimidad del gobierno constituyen el medio de adquirir y conservar la paz.

La obediencia al gobierno, sólo comparable a la obediencia ante Dios -de ahí que se cite a San Agustín-, es el tema de esta oración y la solución a los problemas de una Nueva Granada que se nos muestra caótica, llena de incertidumbres y con la necesidad de un camino para seguir. La Constitución del año 43, según se puede inferir, representa ese camino. El autor lamenta los hechos que han determinado la historia de los neogranadinos en los últimos treinta años y atribuye a la anarquía el terrible delito de levantar los pueblos contra sus gobiernos.