Discurso para Botero

Abstract

Además de su muy recordada participación en el movimiento nadaísta, Gonzalo Arango (1931-1976) dedicó gran parte de su trabajo como escritor al periodismo. Fue colaborador del suplemento literario de ""El Colombiano"", fundó el suplemento ""Esquirla"" del periódico ""El Relator"" y escribió columnas para publicaciones periódicas como ""El Tiempo"", ""El Heraldo"", ""El Espectador"", ""Diario del Caribe"", ""El País"" y las revistas ""Cromos"" y ""Universidad de Antioquia"", en las que se expresó sobre los temas más diversos en un inconfundible tono irónico, fiel a su espíritu crítico y contradictor.

Dentro del grupo de artículos que publicó en periódicos y revistas, tienen una especial importancia aquellos dedicados a las exposiciones del para ese entonces joven pintor y amigo del cronista, Fernando Botero. ""Discurso para Botero"" pertenece a este grupo de textos y apareció en las ""Lecturas Dominicales"" de ""El Tiempo"" el 22 de agosto de 1956. Si bien la crónica parte de un evento social como la exposición retrospectiva de la obra de Botero en la Galería de Arte Moderno de Bogotá, llega a constituirse en una interesante lectura de la obra pictórica del artista antioqueño, al tiempo que en una seria reflexión sobre la obra de arte en la que se tienen en cuenta aspectos como lo racional y lo emocional en el arte, la recepción, la formación del espectador, la belleza y la sensibilidad estética. Asuntos cuyo excelente desarrollo da cuenta de la faceta de crítico de Gonzalo Arango y de la calidad de su prosa periodística caracterizada por su agilidad, belleza y amenidad.

En un tono muy personal, y tal vez por eso más convincente, Arango opta por defender el papel de la sensibilidad en el acercamiento a la obra de Botero y a toda obra de arte, lo que implica una concepción particular del arte y su interpretación: ""A lo sumo, voy a explicar que la pintura de Botero es inexplicable racionalmente al menos para mí [¿] La Razón, en su ceguera, exige significados, rechazar el azar, los valores mágicos, el milagro. Por eso es una aliada indeseable del arte [¿] A la pintura de Botero, como a un templo de iniciados en los misterios del arte, sólo pueden entrar los que están abonados para el milagro; los que comprenden el absurdo sin que por eso estén en un manicomio"".

Este texto a parece publicado, además, en los dos volúmenes de ""Reportajes"" de Gonzalo Arango que la Universidad de Antioquia recogió y publicó en 1992. También la profesora Maryluz Vallejo Mejía en su trabajo de 1997 titulado ""La crónica en Colombia: Medio Siglo de Oro"", publicó junto a éste los textos ""Un girasol para mi muerte"" y ""Un seductor diario"".