La originalidad literaria

Abstract

En La originalidad literaria Hernando Téllez sostiene que al gran escritor o gran artista de las letras no lo constituye el conocimiento profundo de las leyes del idioma, su saber erudito sobre las ciencias del idioma, la filología, la gramática y la lingüística. Es decir que la ley y el modelo no lo rigen en tanto tradición solemnemente respetada. Antes bien, conociéndola permanecen distante de ella, considerándola instrumento útil para explorar, incluso violándola, posibilidades funcionales del estilo y nuevos territorios de la expresión verbal de y para la sensibilidad y el conocimiento humanos. A ellos los rige la Belleza y no la Gramática. De ahí que, nacida espontáneamente de la obra, creen una nueva lengua con sus leyes y mecanismos.

No escriben, pues, con arreglo al genio o las rigurosas y clásicas leyes académicas. Disciplinada labor que si le ha sido propia en nuestro país al gran investigador del lenguaje Rufino José Cuervo, al eximio gramático Marco Fidel Suárez o al sensato escritor Miguel Antonio Caro. Ilustres eruditos de la ciencia del idioma que la practicaron con pericia en una escritura irreprochable y perfecta desde el punto de vista técnico y formal, fundada además en la honorable imitación de los modelos clásicos españoles. Actitud intelectual esta última que les es afín, aun cuando diverjan en tono, colorido, ritmo y estilo.

No obstante, siendo su escritura correcta por lo elaborada de su técnica, está desprovista de originalidad y belleza, milagro o misterio por lo menos. No les confiere esa adopción de leyes y de modelos el don de la gracia y la creatividad. Es más, tal escritura correcta no es garante de un resultado estéticamente válido, o lo que es lo mismo, la ""sabiduría de su oficio"" no les determina su trabajo literario como resultados artísticos, en la medida en que todo en ellos es previsible, sin errores y encrucijadas. Es un estilo sin imaginación e intuición que no refleja pasión, inteligencia y personalidad. Un estilo que los instala en el terreno de la mera imitación, sin advertir que los modelos geniales y los patrones únicos no sólo son inimitables, sino que también son los amos y señores del lenguaje, en los que las violaciones a la ley y los errores técnicos son integrantes activos y necesarios de una totalidad estética o de una realidad artística inconfundible, como la que, vale decir, Téllez avista en escritores como Cervantes y Ortega gracias a los cuales también el lenguaje se renueva, enriquece y cambia de perspectiva.

Hernando Téllez (Santa Fe de Bogotá 1908-1966) es escritor y periodista, ensayista, cuentista, traductor, crítico literario. Director de la revista Semana, subdirector de el Liberal y colaborador de revistas como Universidad y Mito. Fue además senador de la República y cónsul de Colombia en Marsella. Entre sus obras publicadas se cuentan: Inquietud del mundo, Bagatela, Luces en el bosque, Diario, Cenizas para el viento y otras historias, Literatura y sociedad, Sus mejores páginas, Selección de prosas, Confesión de parte y Textos no recogidos en libro.