Etapas de la filosofía en la historia intelectual de Colombia

Abstract

Jaime Jaramillo Uribe (Abejorral 1917) es un historiador, sociólogo, investigador y catedrático antioqueño considerado el ""padre de la Nueva Historia en Colombia"". Fundó y dirigió, entre 1962 y 1966, el Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, es también fundador del Departamento de Historia de la Universidad Nacional. Obras publicadas: El pensamiento colombiano en el siglo XIX Entre la historia y la filosofía, Ensayos de historia social colombiana, Historia de la pedagogía como historia de la cultura, Antología del pensamiento político colombiano, La personalidad histórica de Colombia y otros ensayos, Etapas y sentidos de la historia de Colombia. Fue director científico del Manual de Historia de Colombia (3 tomos, 1978, 1979, 1980); y ha colaborado en obras colectivas como: Historia económica de Colombia, Nueva Historia de Colombia.

Su ensayo Etapas de la filosofía en la historia intelectual de Colombia, es un recorrido por las orientaciones filosóficas existentes en Colombia desde la Colonia hasta finales del siglo XIX, e impartidas en colegios, seminarios y universidades por los maestros depositarios del saber filosófico tradicional y de su tiempo, con el que sostenían los maestros estrecho contacto y diálogo permanente.

En la Colonia, por ejemplo, la orientación filosófica dominante en la docencia es la Escolástica dogmática en la que se argumenta por criterio de autoridad, sin que tenga cabida la razón en teoría o la experiencia en la ciencia natural. Luego, en la segunda mitad del siglo XVIII, tras haber nutrido este pensamiento a las generaciones precursoras de la Independencia, se dejó sentir la influencia de la Ilustración. La discusión entre los postulados de la religión tradicional y de la ciencia moderna, colisionaron. Por ello, cambia el dogma por el libre examen de la razón, así como los métodos curriculares y las transformaciones de la enseñanza en el campo filosófico adelantadas por José Félix de Restrepo. Para esta época pervive, no obstante, la gran discusión sobre la necesidad divina y la libertad humana. Tal se vislumbra también en Francisco José de Caldas.

Ya en la época republicana las fuentes filosóficas en boga son el utilitarismo de Bentham en ética, y el sensualismo de Destutt de Tracy en la teoría del conocimiento. La mayor felicidad para el mayor número y el sentir como función primera del hombre eran, pues, los postulados centrales que le correspondían a una generación que abandonó la educación clásica y que buscaba soluciones pragmáticas para la nación en ""doctrinas simples y simplistas"". De ahí que surgió una corriente contraria que con Rafael María Carrasquilla y otros, retorna de una manera más investigativa a la escolástica para refutar estos pensamientos reinantes. Al final del siglo XIX viene a instalarse, primero, el positivismo de Spencer como forma teórica en que ciencia y religión quedan reconciliadas. Después, la crítica romántica a ese positivismo, es decir, la crítica a la ciencia. Acaso la nueva actitud que permita recuperar el sentido histórico y devuelva ya en el siglo XX -estimulada por Ortega y Husserl- la filosofía a su tarea auténtica: pensar sobre el pensar.