Los peregrinos de la muerte

Abstract

Víctor Alberto Machado Alonso, poeta, escritor y periodista nació el 10 de junio de 1910 en Líbano Tolima. Amante de las letras, reemplazó un estudio profesional de estas con una lectura ávida de los clásicos de la literatura universal. Participó como columnista en El Tiempo y El Espectador. Ejerció también cargos públicos, siendo dos veces concejal de su pueblo, además de ocupar el cargo de Inspector Nacional de Educación Popular bajo el mando de Jorge Eliécer Gaitán, amigo personal suyo.

Sufrió en carne propia la violencia del 9 de Abril de 1948, y fue victima de la persecución política de los años que le siguieron. Esto influenció profundamente su vida y su obra. Ha publicado numerosos textos literarios, entre los que se distinguen: ""El castigo de la sangre"" (novela), ""La tierra os llamaba"" (Novela) y ""Antología selecta"" (poesía y prosa) además de algunas obras de teatro y otras novelas.

El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y la violencia del 9 de abril de 1948 enmarcan la historia turbulenta de Ricardo Luna, estudiante de derecho de la Universidad Nacional que, poco tempo antes de terminar su carrera, abandona los estudios para embarcarse en un viaje en el que pretende conocer toda el alma humano, lo bueno y lo malo, todos los vicios y todas las virtudes. Esta búsqueda de libertad y conocimiento absolutos lleva al estudiante a frecuentar el cabaret Paraíso, donde entra en contacto con el hampa más elocuente de la Bogotá del 48 y se enamora de una prostituta seguidora de Gaitán. Se trata de una novela histórica, pues uno de los eventos más importante para la historia del país sirve como telón de fondo para la historia de amor y traición del ex estudiante.

La novela alcanza su clímax narrativo en su relato de los hechos del llamado Bogotazo. Los personajes, todos seguidores de Gaitán, hacen parte de las primeras filas de la escalada violenta, y el lector se ve inmerso en el caos y la destrucción de la ciudad que determinó el curso de la historia patria a lo largo del siglo XX.

El narrador, que lo sabe y lo ve todo, cuenta con un lenguaje cuidadoso y pausado lo que le pasa a los personajes. De la misma manera, estos usan un lenguaje exaltado y elocuente que a veces usan para tener discusiones filosóficas muy cultas o simplemente para hablar bien del caudillo asesinado.