Poemas para una ofrenda

Abstract

Nació en Mompós (Bolivar) en 1965. Creció en Cartago, Valle. Licenciado en Literatura y Lengua Española de la Universidad del Cauca. Magister en Lingüística Española del Instituto Caro y Cuervo. Ganador del IV Concurso Universitario de Poesía organizado por el ICFES en 1988. Actualmente es profesor de de la Universidad Tecnológica de Pereira. ""Poemas para una ofrenda"" es su segundo libro de poemas. Tomado de la contraportada del libro.

A partir del versículo bíblico que se refiere a la estancia de Jesús en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches (Mat. 4:1,2), el autor intenta recrear el momento de la tentación. El autor asume la primera persona para aludir a la rigurosidad del desierto como una prueba que evidencia la divinidad de la voz que se expresa en los poemas. La fe, que unas veces es tan refrescante ""como agua derramada"" y otras tan fuerte como una llama en pleno desierto, es contrapuesta al espacio del desierto que mantiene la connotación bíblica como espacio de prueba. Por medio de un lenguaje conciso se logra recrear la prueba divina como una experiencia corporal que sólo logra trascender en el momento en que la sed y el cansancio son saciados con la fe. En ese sentido, en la primera parte del libro de poemas el lector puede escuchar el medio día del desierto, en el que ""apenas se oye/ el grito calcinado/ de las piedras"", como una prueba sensorial que le permite comprender la idea del sacrificio divino. Ese llamado a reconocer la rigurosidad de la tentación en el desierto como una experiencia corporal, es complementado por la segunda parte del libro en el que aparece la voz del creyente como un yo que manifiesta su deseo de fortalecer su fe para poder soportar la rigurosidad del mundo. En ese sentido, el libro puede ser comprendido como un testimonio de fe, en el que ésta aparece despojada de cualquier maniqueísmo para asumir una forma más cercana a la experiencia humana. En los poemas de la primera parte la fe aparece como una experiencia ligada a lo corporal y no como una idea abstracta completamente distanciada de la experiencia sensorial. Así la segunda parte se convierte en un constante ruego del creyente, en forma de oraciones y salmos versados, para alcanzar la gracia de la fe. En ese sentido, los 67 poemas que componen el libro logran dar cuenta de una fe humana que busca lo divino cristiano.