Ciudad entre rejas

Abstract

Podría afirmarse que parte del ejercicio de la escritura inicia su recorrido desde la necesidad de mostrar un mundo que se cree ajeno a determinada mayoría. En este conflicto se encuentra sumido el escritor antioqueño Antonio Jiménez Villa cuando presenta esta colección de cuentos cuya temática principal gira alrededor de la vida de los presidiarios de Bellavista, en Antioquia.

La ciudad, entonces, es esa, la cárcel, lugar donde confluyen tres gremios distintos: los condenados y sindicados, el personal de vigilancia y los empleados administrativos. Su lado de la historia se enfrenta a la otra cara de la moneda, ""su mecanismo de choque"", que es la voz de los internos civiles, empleados del Estado, dado que su empleo -expresa el autor en el prólogo- es ""la base de resocialización y pacificación de la ciudad"" (8). En la voz de un narrador testigo se desarrolla una cadena de relatos que introducen su grito con un epígrafe que, aunque a primera vista se piensan independientes, finalmente acaban entrelazados contando una historia en una prosa desenfadada y totalmente invadida por la jerga carcelaria, la cual ""ha venido llenando la imaginación de la juventud en todos los sectores"" (7).

Jiménez Villa dice no haber encontrado el tema de esta obra en crónicas periodísticas o entrevistas a los internos, sino que por el contrario llegó como resultado de un proceso de contacto e inclusión, de experiencia, cuestión que le otorgará a las palabras una credibilidad diferente, en un intento por salvar algo que no es común tratar cuando se habla de los criminales entre rejas: su factor humano.