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Título : Conjuros del 8 acostado
Autor : Chálela Morris, Sebastián (Autor)
Palabras clave : Creación literaria;Poesía;Literatura del siglo XXI
Editorial : Bogotá: La Serpiente Emplumada
metadata.dc.description.notes: Análisis y sistematización de información: Andrea del Pilar Casallas Moya, reseñista CERLALC.Proyecto: Estudio de la nueva oferta literaria de Colombia 2005-2007 (2008).Investigador principal: Julián Nossa.Institución: Ministerio de Cultura y CERLALCPublicación: Proyecto 1500 obras de la literatura colombiana en el Sistema de Información de la literatura colombiana -SILC (2009).Investigadora principal: Olga Vallejo M.Institución: CERLALC y Gestión tecnológica de la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad de Antioquia, 2009-2010.
Resumen : A los 27 años de su vida, Sebastián Chálela se subió a un árbol y este casi lo mata de un susto cuando comenzó a hablarle de la infancia. El escritor viajó con el susurro del viento a esa época en la que las profesoras de literatura le hicieron desgarrar los poemas como si fueran fórmulas químicas. Sintió de nuevo ese hastío ante las forzadas lecciones de rima, metáfora y ritmo; volvió a sufrir los regaños y los tachones en rojo sobre sus versos mal logrados. Pensó que por eso en la universidad se mantuvo alejado de lo escrito, inmerso en el mundo de las Artes Plásticas. Aún cuando su tesis se convirtió en su primera novela La ciudad de humo, y el llamado de las letras lo condujo a su Especialización en Periodismo y a la Maestría en Filología Hispánica que realizó en España, de las cuales resultó su segundo libro Bogotá Bizarra, la poesía seguía en un lejano calabozo de su mente. Pero en la tierra ibérica conoció poetas de muchas naciones, vivos y muertos, quienes le enseñaron que todo lo que había aprendido acerca de esa forma literaria debía ser olvidado. Con sus tintas le abrieron un boquete en el corazón y le revelaron que era eso, esa sangre pura, virgen, indómita que se vertía, lo único que la poesía necesitaba. Rimas, ritmos, sílabas, acentos, no eran más que herramientas que uno escogía emplear si de verdad aportaban algo al grito perfecto que debía ser cada verso. La comunicación con lo que está más allá de nosotros, de la vida, de la muerte, de las palabras, esa era la misión y perdición del poeta. Chálela recorrió la tierra con ojos nuevos, con pies ligeros, con vuelos de hojas y alas de plumas y permitió, como lo había hecho antes de las lecciones académicas, que todo lo que estaba a su alrededor le hablara; igual que el árbol. Estos poemas son el conjuro de un mundo aparente y mudable. Poesía que clama por lo que permanece en atmósferas sin luz y sin tiempo, en lugares poblados por sombras, por lo inasible, lo sutil y lo etéreo. Escritos con la tinta sosegada que quiere hablar incluso de lo que calla.
Descripción : 88 p
URI : http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/2552
Otros identificadores : 9789589815168
Aparece en las colecciones: SILC

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