Bajo el Puente (Antología)

Abstract

Miguel Villarreal nació en Zambrano Bolívar, el 4 de julio de 1950. Profesión Topógrafo, profesor titular pensionado de la Universidad de Córdoba donde laboró desde 1974 hasta 1999 en los programas de Topografía, Ingeniería Agronómica y Acuicultura. Ha dedicado especial atención a la música folclórica de la Costa Caribe Colombiana, realizando cinco grabaciones, tres con el grupo Los Zambraneros, uno el Grupo Nosotros y uno con el Grupo Ébano. Dándole rienda suelta a su herencia de poeta que sus ancestros le dejaron en su sangre, ha publicado dos libros de poemas: ""VERSOS INICALES"" en el 2001 y ""BAJO EL MISMO CIELO"" en el 2003. Inédito el poemario ""UN CANTO A LA VIDA"". Es fundador del grupo de Arte y Literatura ARTE SINU. Res: Calle 62 Nº 7A-53 Castilla la Nueva - Tel: 7907922 - Montería.

UNA TERTULIA tiene la gracia entrañable de la travesura, del secreto que se paladea, del misterio que subyuga, de la estancia que emana su efluvio hasta excitar el alma. Es como asomarse a la alacena de la abuela donde la bienaventuranza se ha situado oportuna en sus más recónditos ingredientes, ofrendando cada uno de ellos el aroma que obliga a la mesura o el rigor del añejamiento que asegura la exquisitez. Seducidos por la ilusión y la dinámica propia de las cosas aleatorias, nos topamos ""BAJO EL PUENTE"". Nos juntamos en la increencia, pero la fragancia de lo esencial desperdigó su olor, desde entonces cada sábado nos hacemos lugares comunes unos a otros, evidenciando dudas, certezas, saberes y sinsabores que dirimen en constante aliño para sazonar las delicias del compartir, del disfrute, del conocimiento y la creación: Espléndido banquete se insinúa. Como quiera que en uno u otro nivel hayamos manifestado nuestro querer artístico, se configura una realidad receptiva a la literatura, al teatro, al cine y a la música entre otros temas, que confluye hacia una amplia propuesta de actividades. Es seguro que la literatura ha tenido la suerte de iniciar este imbricado de preferencias y expresiones, de tal manera que El Quijote nos sucede en nuestros propios imaginarios de libertad y benevolencia. Pretendemos una conducta coherente, aunque el acontecer sea precisamente una actitud casi voluntaria de inconsciencia y locura. Por el vínculo generoso de las cosas del arte, la literatura se mezcla con la música, cuando apela a nuestra sensibilidad, entonces a la manera de la cebra, entre blancas y negras devienen los acordes jazzísticos de Charlie Parker, que comprometieran a Julio Cortázar en la creación de uno de sus más jugosos cuentos; ""El Perseguidor"". En la Tertulia, como en el armario de la abuela, en entreverada presencia, encontramos: gramos de silencio que el yo mantiene celosamente para legitimar la palabra, pizcas de humor que como una explosión de agua dulce se filtran irrefrenables en nuestros rostros. Bastante de esa disciplina elemental que es menos imposición que elección del espíritu en la necesidad de saberse, de desconfiar de sí mismo para luego retomarse, de contemplarse en la pasión y el asombro, de sorprenderse en su capacidad individual, de descifrarse con su propia luz. Todo ello sometido al fuego de la vocación será la vendimia que justifique su universo y salve su existencia. Es cuestión de tiempo y apetencias; por lo pronto, se hace agua la boca. Es menester que la referencia anterior salude la atmósfera sustancial que allí se experimenta. El azar lanza su señuelo y el fervor atiende el guiño, olfatea el tema, la anécdota o la palabra festiva que interese a todos, que obligue a la meditación, que insista, que fluya, que sorprenda, que divierta. En fin, que no se resigne a la contingencia, que su cocción fragüe la gracia que a través de los tiempos ha sostenido la magia de las tertulias.