Los difusos finales de las cosas

Abstract

Cinco personajes narran los sucesos que les acontecen, el contexto en el que ocurren y los pensamientos y sensaciones que les producen. De esta manera, nada parece quedar por fuera de su palabra. Inclusive sus acciones están presentes como narración y no como actividad acotada. El texto, entonces, abre una brecha entre la historia narrada y la historia de la narración, y entre el tiempo de lo narrado y el tiempo de la narración.

Los acontecimientos que constituyen la fábula son verbalizados por los personajes pero las condiciones de su enunciación no son reveladas. Podría decirse que la obra pone de manifiesto una división radical de tareas entre autor y director donde el primero se ocupa de lo enunciado y el segundo de las circunstancias de su enunciación. Los personajes de la obra tienen diferentes niveles de participación narrativa donde el Hombre Mayor y Él serían los dos extremos. Uno narra pero no hace parte de la acción narrada mientras que el otro nunca es consciente de la narración, su palabra siempre es dialógica. Narratológicamente hablando, Él está confinado a la fábula mientras que el Hombre Mayor lo está al relato.

En el medio, los personajes de la Madre de Ella y El Otro tienen un acceso limitado a ambos planos, su palabra es diálogo y narración que se limita a describir lo visible: acciones físicas y hechos externos. Ella es la llave maestra. Si el texto fuera narrativo y no teatro, Ella sería la narradora. Es la protagonista, pues las historias narradas giran en torno suyo, y es quien las relata de la manera más completa: como narrador omnisciente. Su voz, sin embargo, siempre aparece diferida: nunca replica ni dialoga, sólo narra. Un breve período de turbulencia en las relaciones más próximas de esta mujer es la disculpa de ""Los difusos finales de las cosas"" para autointerrogarse, para examinar sus límites, como texto teatral. Ella urde esta narración que la explica cómo ser ficticio y como instancia narradora al tiempo.