Abajo en la 31

Abstract

Desde Suicidio por reflexión (1967), su primer libro, Adalberto Agudelo Duque asumió un reto clásico en la historia de la literatura: plasmar su mundo -estas calles nuestras rodeadas de verde- utilizando técnicas narrativas en las que el juego y la experimentación tengan cabida. En las letras caldenses son contados los casos en los que de la vocación se pasó al oficio literario con tanto empeño y un proyecto personal se ha desarrollado a través del tiempo sin declinar, superando las tentaciones de las modas y con buenos resultados. Su libro más reciente, Abajo, en la 31, aúna realidad y fantasía en seis capítulos que impulsados por el encanto de la infancia, acaban de recibir el aval de Premio de Novela Aniversario Ciudad de Pereira, la convocatoria más importante de la región. Sin olvidar que se cuenta por el placer mismo de contar, Adalberto Agudelo Duque se desdobla como lo hace Víktor, el enano más grande del mundo, figura central del circo que llega a Caramanta para quedarse, convirtiendo en figuras cotidianas a Einstein, un mono pielroja, a su propietaria, la mujer barbuda -también trapecista-, al domador de pulgas, a Chilindrín, un perro sieterrazas y equilibrista. Titiritero, ventrílocuo, narrador de historias, amante clandestino en Mediacaral e ilusionista, el número más notable de Víctor era meterse dentro de su gigantesco sombrero de mago y desaparecer hasta que le daba la gana. Pese a su curiosidad, ""Beto, que siempre descubrió los trucos, no pudo adivinar nunca cómo este mago se volvía una sombra dentro del tal sombrero"", dice el narrador. Quién sabe qué dirá Adalberto.