(Sub)culturas y narrativas: (re)presentación del sicariato en La virgen de los sicarios

Abstract

Se parte de una elaboración de la cultura de la violencia para llegar a la cultura del narcotráfico y de ésta a su subcultura que instaura valores, normas símbolos y mercancías y determina sus participantes que se definen por exclusión: no pertenecen a una identidad urbana, se adhieren a la delincuencia y las drogas, adquieren reconocimiento social, constituyen un nuevo estilo de vida, se convierten en modelo de referencia para la juventud y adquieren comportamientos sociales, lenguajes verbales y corporales que los (des)localiza de la posición de los sujetos dentro del orden social establecido. Como migrantes interaccionan con los ciudadanos tradicionales para dar lugar a un nuevo conjunto de subjetividades que contribuyen a la confusión de significados en la cultura urbana tradicional. Se refrenda esta subcultura híbrida en Colombia, luego en Medellín, y se construye la imagen del sicario mitificada por la literatura como máximo exponente de una cultura urbana que problematiza los parámetros institucionales culturales, y aparece como elemento principal en las narrativas urbanas. Entre las novelas de la llamada ""sicaresca"", ninguna ha contribuido tanto al reconocimiento del sicario en el exterior como La virgen de los sicarios. En esta novela se estigmatiza y se cae en estereotipos que fijan el estatus del personaje pero, en ella no se encuentra una referencia contextual clara o el motivo del uso de esa violencia indiscriminada, ni tampoco se da una explicación consistente del por qué del (re)surgimiento de esta figura en la realidad estratextual. Después del análisis de la obra en consonancia con este marco conceptual, la autora del artículo se reafirma en su pretensión de apuntar a las formas en que la literatura es capaz de fijar estereotipos o subvertirlos y se pregunta: ¿Sigue la literatura golpeándonos más que la realidad? ¿Es capaz el lenguaje literario de transmitir una realidad? Concluye que el sicario como representación literaria sorprende, y se sitúa como emblema de una sociedad que busca su inclusión al capitalismo y que, sin embargo, no abandona su situación periférica. La literatura, a pesar de haber perdido el lugar de influencia que venía sosteniendo, todavía instala o (des)localiza valores hegemónicos y estructuras de una cultura que continua desplazando a las masas.