Debido proceso o la novela del deterioro

Abstract

Diferentes aproximaciones de lectura de la novela Debido proceso marcan la organización de este artículo. La primera lectura lleva a Torres Gutiérrez a compartir con el lector el mundo que ofrece la literatura urbana, donde se cruzan lo público y lo privado, lo real y lo imaginario, lo simple y lo profundo, lo conciente y lo emotivo, el amor y la cursilería, la fatalidad y la decisión, y la terrible certeza del deterioro. De esta lectura surgen los diferentes elementos que determinan el imaginario apocalíptico de deterioros inmersos en el espacio de ficción: del narrador, de la juventud, de la ciudad, de la fe, de la belleza y de la literatura, en el marco de las cuatro historias que estructuran la novela: la de Santiago, la del abogado, la del escritor y la de la pintora. La segunda lectura invita a la sospecha de puertas falsas en la obra. La palabra proceso del título hace pensar en un desarrollo y en un final adecuado para la historia o la ciudad, la sociedad o la filosofía, pero la novela muestra lo contrario. En esta mirada la novela pareciera constituida por tres secciones: la indagatoria, el juicio y la condena, aunque tal división se superpone a los verdaderos ejes de la historia: los primeros bombardeos de la ciudad, los estallidos sobre su arquitectura y las ruinas. Estas hipótesis de divisiones textuales sugieren el deterioro de la ciudad en manos de los rebeldes, anunciando un final que no es exactamente tal. La tercera lectura se esconde en la arquitectura de la novela, en la presunción de lo que para Jaime Alejandro Rodríguez representa la hipertextualidad como mecanismo de construcción de la novela actual, en donde escritores y lectores deambularán en laberintos de imágenes y palabras.