Modernidad y Posmodernidad en la narrativa colombiana de los noventa

Abstract

Se encuentra en la narrativa latinoamericana de finales de la década de los setenta, la incursión de diversas exploraciones formales y temáticas que expresan la ruptura con los cánones impuestos por el Boom latinoamericano, a saber: autoconciencia, metaficción, nueva novela histórica, novela neotestimonial, de fábula o desintegración de la misma, irónica, paródica, carácter lúdico o erótico, tono solemne y erudito, modalidades existencialistas y nueva visión de lo cotidiano; desencanto de las utopías políticas, ideológicas, sociales y culturales, y de la desmitificación de la autoridad de las artes y las letras, antes reconocidas como parte integral de un universo sagrado. En la narrativa colombiana de finales del Siglo XX se pueden notar dos tendencias generales: una con innovaciones posmodernas y otra con características modernas. Entre los innovadores están Philip Potdevin, Hugo Chaparro, Octavio Escobar y Nicolás Suescún. Sin embargo, las innovaciones o renovaciones formales o estilísticas en su gran mayoría conservan la concepción del hombre y del arte de la modernidad, como en el caso de Metatrón (1995) de Potdevin y Los cuadernos de N (1994) de Nicolás Suescún. En los polos de la producción de final de siglo están: El caballero de la invicta (1993) de R. H. Moreno Durán y La hoguera de las ilusiones (1995) de Arturo Alape y en el otro extremo Una lección del abismo (1991) de Ricardo Cano Gaviria y Los ojos de Basilisco (1992) de Germán Espinosa. Se estudia la manifestación de la posmodernidad o de la modernidad en las últimas obras referidas.