La Soledad de la Universidad

Abstract

RESUMEN: “Desde hace algún tiempo el único sonido que emite la universidad es el de las bombas; su voz ya no resuena en los foros políticos ni se escucha en los ámbitos culturales; para el Estado de educación superior no pasa de ser un caso de policía y para la comunidad académica motivo de diletancia; moja letra de imprenta cuando es asunto de orden público y la imagen que proyecta es la de vidrios rotos y enseres destruidos. La sociedad le dio la espalda a la universidad y ésta se encerró en sus muros a rumiar un pensamiento extraño y repetitivo que terminó por no decirle nada a nadie. Cada vez la brecha entre sociedad y universidad se fue haciendo más profunda y culminó con el reconocimiento tácito que ha hecho el Consejo Superior de su incapacidad para proponer soluciones, dejando en manos del estamento profesoral un muerto que nadie quiere cargar. Estamos pues frente a la evidencia de un fracaso, pero también en el umbral de lo que puede ser una nueva era para la educación pública en Colombia. Lo que fracasó fue un modelo de universidad que nunca se percató de construir un saber propio, que se limitó a responder preguntas surgidas en otros espacios culturales, a repetir viejos esquemas vestidos con nuevos ropajes y a copiar modelos orgánicos que resultaron exóticos e ineficaces. Pasamos de la universidad republicana, humanista, ilustrada, erudita, a veces confesional, a veces laica y racionalista, pero siempre de corte salmantino, a la escuela tecnológica preocupada por producir profesionales en serie homogéneamente fabricados, con un mínimo de costos y tiempo para responder a la demanda laboral requerida por el despegue industrial y el desarrollo urbano. Con este injerto apareció una nueva división del trabajo intelectual; al mundo desarrollado le tocó la tarea de pensar, diseñar, investigar, crear y al tercer mundo la rutina de imitar, copiar, comprar tecnología, endeudarse y enajenarse cada vez más. Confundida con las máquinas ensambladoras y las materias primas industriales, nos llegó una importación más: “el college” norteamericano, el campus universitario y los planes “made in USA” para la educación superior; de una federación de facultades pasamos a un esquema centralista y vertical; cambió la estructura administrativa; apreció el ghetto universitario, pero el contenido de la docencia no se transformó y el modelo pedagógico se mantuvo incólume. Este híbrido entre Salamanca y Jarvard nunca funcionó y allí comenzó a incubarse la crisis; las críticas se formularon desde posturas antiimperialistas contestatarias, pero no se construyó un proyecto cultural alterno; el gobierno y los sectores políticos tradicionales, incapaces de dar el debate, resolvieron enfrentar la coyuntura con medidas de fuerza combinadas con una bien orquestada campaña de desprestigio e iniciaron el éxodo hacia el refugio seguro de la institución privada. La Universidad de Antioquia se fue quedando cada vez más sola, con más enemigos, con menos recursos presupuestales, abocada a crisis periódicas y a reformas epidérmicas, pero su aislamiento llegó al punto culminante cuando el desempleo invadió el espacio de la profesionalización y la idoneidad dejó de ser el mecanismo de selección para los empleados; en este momento el saber es un bien superfluo si se cuenta con un buen padrino. Así la función de la academia como proveedora de recursos humanos calificados, pasó a un segundo plano para ser reemplazada por la de un instituto emisor de diplomas. La investigación, planta exótica y rodeada de obstáculos burocráticos, languideció por falta de confrontación y divulgación y la extensión se fue haciendo cada vez más difícil en una comunidad hostil que le teme a su universidad. Los distintos estamentos internos tuvieron una gran responsabilidad en la crisis actual; así lo reconocieron los profesores que le han dicho sí al reto histórico de transformarla, pero no es menos la que les cabe a otros sectores de la sociedad antioqueña, que a la primera confrontación abandonaron el claustro y se olvidaron de incluirla en sus proyectos. Ante la coyunta actual podemos responder como en el drama español, ¿quién mató al comendador? Todos a una, Fuenteovejuna señor”.

CONTEXTO DE LA NOTICIA: Un grupo armado atacó al Batallón Cisneros del Ejército, el ataque se le atribuyó al M-19. El ex presidente Julio César Turbay pidió públicamente la suspensión de las pruebas nucleares en todo el mundo.