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Campo DC Valor Lengua/Idioma
dc.contributor.authorHoyos, Juan José (Autor)-
dc.date.accessioned2019-01-29T20:08:58Z-
dc.date.available2019-01-29T20:08:58Z-
dc.date.issued2009-
dc.identifier9789587143171-
dc.identifier.urihttp://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/6105-
dc.description.notesAnálisis y sistematización de información: Gustavo Adolfo Bedoya Sánchez, profesor de la Universidad de Antioquia.Proyecto: “Balance historiográfico de las publicaciones periódicas hispanoamericanas: temas, enfoques y conclusiones”, inscrito en el Sistema Universitario de Investigación y cofinanciado por la Estrategia de Sostenibilidad para grupos de investigación CODI 2013-2014.Institución: Universidad de Antioquia, Grupo de Investigación Colombia: tradiciones de la palabra.-
dc.description.abstractLa obra de Juan José Hoyos es doble: La pasión de contar es una antología del periodismo narrativo colombiano, desde 1638 hasta el año 2000; y también una historia descriptiva y crítica del género. La investigación empieza con un parágrafo: “Este libro” (xxi-xxii), en el que se establece que “El reportaje se ha convertido en el género mayor del periodismo” (xxi), al mismo tiempo que es el género periodístico más parecido a la novela, el que más relación tiene con ella. A este apartado le sigue un ensayo, de 150 páginas, titulado “Una literatura de urgencias”, que indaga en dos frentes (a nuestra manera de ver): El primer frente se desarrolla en los primeros cuatro capítulos del estudio, capítulos netamente conceptuales y contextuales. En principio se expone la razón de ser de la investigación: la descripción de las diversas relaciones entre el periodismo y la literatura colombiana. Segundo, se especifica la dificultad conceptual de cualquier intento de definición de aquellos géneros híbridos (crónica, entrevista y reportaje), y sus relaciones con la novela. Tercero, Juan José Hoyos arriesga una definición del reportaje, y en general del periodismo narrativo, en cercanía con la novela. Para el autor, el reportaje es una “pequeña novela de nuestra realidad cotidiana” (18). En su reflexión, el autor establece algunas características del periodismo narrativo, en las que se evidencia aquellas que están unidas a la novela, a saber: el conocimiento profundo del tema, el punto de vista de la voz narradora y la estructura narrativa; y las características que son parte indiscutible y obligatoria de los géneros reporteriles: la precisión y la responsabilidad. El último apartado está dedicado a exponer los orígenes de lo que se ha dado en llamar, gracias a las antologías de Tom Wolfe (1975) y Norman Sims (1984), como “Nuevo periodismo” y “Periodismo literario”, respectivamente. Para Juan José Hoyos la relación entre lo literario y el periodismo va mucho más atrás en el tiempo, no sólo hasta Truman Capote y Ernest Hemingway, ni mucho menos hasta los escritores hispanoamericanos de fin de siècle: José Martí, Manuel Gutiérrez Nájera, Rubén Darío, Roberto Arlt, etc., sino también en Daniel Defoe, Mark Twain, Ambrose Bierce, Joseph Pulitzer, William Tomas Stead y John Reed. El segundo frente de este estudio introductorio se centra en la exposición detallada, histórica, de las crónicas y los reportajes aparecidos en el contexto colombiano, de 1638 al año 2000. Es, en últimas, la exposición de la justificación de su elección, de su antología (no sobra decir que al exponer este apartado nosotros queremos, también, dar cuenta de los nombres de aquellos autores escogidos por el investigador). Hoyos empieza marcando los orígenes del periodismo narrativo colombiano en la Colonia, sigue con su desarrollo durante la época republicana, centrándose en la participación que la prensa tuvo para la consolidación del género; finalmente, se centra en su momento de mayor importancia, en la mitad del siglo XX, para describir la lenta desaparición del género durante las décadas de 1980 y 1990. Para Hoyos, el “estilo narrativo” surge en Colombia con Juan Rodríguez Freyle, autor de El Carnero (1638), pero también puede rastrearse en los, también pioneros: José Antonio Benítez, Francisco José de Caldas y José Manuel Restrepo. Luego de las guerras de independencia, sobresalen los nombres de María Martínez de Nisser, Manuel Ancízar, Medardo Rivas, José María Samper y Soledad Acosta de Samper. Dicho estilo narrativo tiene presencia en las crónicas históricas y en las crónicas de viajes, discursos utilizados por Manuel Uribe Ángel, Juan de Dios Restrepo y Joaquín Posada Gutiérrez; y en los cuadros de costumbres de Eugenio Díaz y José María Vergara y Vergara. A modo de resumen, el autor establece: “A estos autores de crónicas, relatos de viajes, cuadros de costumbres, memorias, crónicas históricas y semblanzas, debe el periodismo narrativo colombiano su fundación. Sin su obra, no sería posible el surgimiento de la poderosa corriente de narradores de la segunda mitad del siglo XIX y los grandes cronistas y reporteros del siglo XX” (37). Ahora bien, el reportaje colombiano surge con autores tales como Francisco de Paula Muñoz Hernández, autor de El crimen de Aguacatal, libro apenas estudiado en profundidad en el siglo XX. Asimismo, este género debe su desarrollo gracias a la acción directa del Papel Periódico Ilustrado, publicación que: “No sólo revolucionó el aspecto gráfico y la presentación tipográfica de los periódicos colombianos. También introdujo una nueva forma de presentar el contenido, al proscribir de sus páginas los panfletos partidistas y acoger como colaboradores habituales a las figuras intelectuales más brillantes de los dos partidos tradicionales” (41). Entre esos autores sobresalen los ya citados José María Samper, Manuel Uribe Ángel, Medardo Rivas y Manuel Ancízar; además de Jorge Isaacs y Rafael Núñez, quienes también tienen un espacio en la antología de Hoyos. El investigador también resalta la obra de Samuel Velilla, pero en especial, la obra de Carlos Martínez Silva, director de El Correo Nacional, medio periódico que implementó una visión mucho más moderna de la escritura periodística, que le dio un tratamiento narrativo que será explorado posteriormente en El Telegrama y El Nuevo Tiempo. Sobre el último, dice Hoyos: “El Nuevo Tiempo introdujo en el periodismo colombiano de comienzos del siglo el estilo de las crónicas ligeras, ágiles y bellamente escritas, de los periódicos franceses. Uno de sus mejores cultivadores en Colombia fue el periodista Carlos Villafañe, quien firmaba sus colaboraciones con el seudónimo de Tic Tac” (54). Un aspecto de suma importancia es el hecho de que en la consolidación del género se repitan los nombres de los escritores de literatura: José Asunción Silva, Tomás Carrasquilla y Baldomero Sanín Cano, al lado de otros hombres de letras, tales como Luis Zea Uribe, Julio Vives Guerra y Jorge Mateus, hasta llegar a las plumas reconocidas de Porfirio Barba Jacob, José Eustasio Rivera, Luis Tejada, Luis Enrique Osorio, Rafael Maya, José Umaña Bernal, José Antonio Osorio Lizarazo y Nicolás Bayona Posada. Durante la tercera década del siglo XX se destacarán figuras tales como Alejandro Vallejo, Eduardo Castillo, Germán Arciniegas José Joaquín Jiménez (Ximénez) y Álvaro Pérez. Al lado de ellos debe señalarse los medios impresores que posibilitaron estos objetos: la revista Cromos, por ejemplo, así como El Tiempo y El Espectador, y sus respectivos suplementos literarios. La renovación del género, y su momento más alto, lo expone Hoyos en los nombres de Alfonso Fuenmayor, Alberto Lleras Camargo, Álvaro Cepeda Samudio, Manuel Zapata Olivella, Hernando Téllez, Manuel Mejía Vallejo, Guillermo Cano, Gabriel García Márquez, Gonzalo Arango, Plinio Apuleyo Mendoza, Arturo Alape, Germán Castro Caycedo, Daniel Samper Pizano, Antonio Caballero, Enrique Santos Calderón, Silvia Galvis, Germán Santamaría, Alberto Salcedo Ramos y Gerardo Reyes. Hay que decir que la antología tiene un total de 115 textos; seleccionados según su calidad narrativa, la importancia de sus autores y la trascendencia de los hechos narrados. Sólo uno data del siglo XVII, ninguno del siglo XVIII, 18 textos fueron escritos durante el siglo XIX, uno del siglo XXI, y 95 del siglo XX. De este último dato vale la pena resaltar que 59 son de la primera mitad del siglo XX, y 36 de la segunda mitad. Al finalizar, el autor expone que su estudio no es una historia completa, pero sí una historia que permite establecer los antecedentes del género, las diversas relaciones entre periodismo y literatura, así como rescatar nombres, actualizar medios periódicos, y demostrar que la formación literaria en los periodistas les ha permitido dar nuevos giros en sus disciplinas, en sus creaciones: “El buen periodismo narrativo, como las buenas novelas, trata de los hechos. Y su lenguaje que brota de la urgencia, de la necesidad, y que además de verdadero logra ser bello, desborda el tiempo, lo derrota, y a pesar de que pasen los años y las generaciones, sigue diciendo. Por eso en el periodismo narrativo, y en especial en los reportajes, en las crónicas y en las entrevistas, como en las grandes novelas, los colombianos hemos aprendido de nosotros, de nuestra historia, de un modo total y verdadero, como ocurre siempre con la gran literatura” (150). Hoyos cierra con una Bibliografía, que además de la bibliografía general, se divide en “Documentos”, y la referencia de 32 “Periódicos” y 21 “Revistas”, de Bogotá y Medellín, principalmente. es
dc.languageEspañol-
dc.publisherMedellín: Hombre Nuevo Editores, 2009-
dc.subjectPublicaciones periódicas-
dc.subjectPrensa del siglo XX-
dc.subjectRevistas literarias-
dc.subjectCrónica-
dc.subjectLiteratura y arte-
dc.titleLa pasión de contar. El periodismo narrativo en Colombia 1638-2000-
dc.typeLibros-
dc.descriptionxxii; 968 p.-
dc.identifier.titleno7110-
Aparece en las colecciones: SILC

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