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Campo DC Valor Lengua/Idioma
dc.contributor.authorVargas Vila, José María (Autor)-
dc.date.accessioned2019-01-29T20:00:55Z-
dc.date.available2019-01-29T20:00:55Z-
dc.date.issued1900-
dc.identifier.urihttp://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/5515-
dc.description.notesAnálisis y sistematización de información: Marta Quiñónez, estudiante del Pregrado en Letras: Filología Hispánica y del programa de Traducción de la Universidad de AntioquiaProyecto: José María. Con una actualización bibliográfica. Trabajo de grado de pregrado, 2009-2010.Asesora: Olga Vallejo MurciaInstitución: Universidad de Antioquia: Facultad de Comunicaciones, Grupo de investigación Colombia: tradiciones de la palabra.-
dc.description.abstract""Ibis"" Novela de Arte o novela de amor. Todo está contenido en esas 223 páginas; en el prólogo el autor cuenta que esta novela es una obra de pasión, no de belleza, es ""un libro de dolor"". Novela de corte dramático. Toda la trama narrativa, está construida desde el diálogo que se da desde el comienzo de la novela, cuando el protagonista Teodoro, termina de leer la carta que le envía su maestro quien le enseña a reflexionar en torno a la historia, la filosofía, el alto pensamiento que debe guiar el alma de un joven y en especial sobre el amor y la tragedia en la que termina todo aquel que se asoma al abismo de esa exaltación de todos los sentidos; es sobre el discurrir de las pasiones humanas que en ellos se desatará una amistad tan profunda y ardiente que solo la terminará la aparición del amor en el alma del joven Teodoro. El Maestro camina por el bosque y todos lo que se lo encuentra en su camino se retiran de su vereda inmediatamente, es el proscrito, el solitario, el libre, sabe que un pueblo ignorante siempre estirará las manos para que le cuelguen sus cadenas. Teodoro camina al lado del maestro, extasiado por sus palabras, su boca es como un cántaro de donde exuda la miel para las bocas hambrientas y Teodoro lo está, él bebe de esta agua que no logra apagar el fuego del deseo de saber todo lo que su Maestro le enseña entre una inspiración y una expiración. ""El Maestro había nacido en un país y en una época pequeños, sin brillo y sin virtudes, y superior a ellos, era un soñador incomprendido"" (Pág.20). Pensar en su tierra lo sumía en profunda meditación y el joven Teodoro lo acompañaba en esos silencios en los que su maestro entraba y de los que difícilmente él podía sacarlos. El Maestro enseñaba al discípulo el Evangelio de la vida, doloroso e invernal como la vida misma. Teodoro estaba deslumbrado con las palabras y las enseñanzas de su Maestro, conoció los secretos de su corazón y lo oyó hablar así mismo en la soledad, murmurando al viento, que era como un ser con vida propia y con el que se sentía demasiado a gusto confesando los secretos de su alma solitaria. A la sombra del Maestro Teodoro, se había resguardado de todos los vicios y pasiones propias de su edad; temía a las mujeres, porque temía al amor, solo cultivaba en él, el arte puro, la belleza Meditando en el dolor de la muerte de su madre, Teodoro camina por el campo y siempre sus pies lo llevan al monasterio donde vive su prima huérfana, asombrado de sentimientos nuevos que fluyen en su alma, que no logra explicar o tiene miedo de reconocer, sigue la mirada triste y sin esperanzas de la virgen, por su estado meditativo y contemplativo, la llamó ""Ibis"", y como un Ibis sagrado se le aparecía. Teodoro se va del campo a la ciudad y desde su nueva residencia comparte su vida con su Maestro. Cuando el Maestro recibe la primera carta de su amado discípulo, ni por un instante sospecha lo que pasa en el alma de éste, solo se siente satisfecho de su obra y encantado de ese alumno tan avezado con sus primeras reflexiones; entra en un estado de meditación interior, recordando todo lo que a él se le negó en su juventud, el dolor de haber perdido a su madre, lo único divino que tenía en este mundo, y miles de reflexiones pasan como una tormenta de dolores que casi arrasan su vida, de no haber florecido la rebeldía en su joven corazón. Al regresar al pueblo Teodoro busca a su prima la que no puede apartar de su pensamiento y de su corazón. Se ha enamorado del alma de la huérfana; todas las formas de huir del amor que le ha enseñado su maestro no le sirvieron de mucho, se enamoro del dolor de la huérfana, su destino está trazado, solo le queda renunciar a su búsqueda con respecto al arte y a la filosofía y vivir ese amor que se le encona en el alma y lo llevará hasta la muerte. Adela, es la Ibis sagrada, Adela, será la vencedora de esa alma iracunda, donde solo cabía la meditación con las alturas y la negación de los placeres que tiene deparada la vida para todas sus creaturas. Es la hora para todos los vencimientos, Ibis ha levantado el vuelo, y Teodoro que no miraba sino hacía las alturas se ha topado con esa ave milagrosa, y el amor atraviesa su alma y su cuerpo. El Maestro lo sabe y calla; su discípulo amado se asomó al abismo, y el abismo lo atrajo. Teodoro fue vencido por el amor, fue atraído por el abismo. Resolvió no escribir más al Maestro, ni contestar sus cartas; para su Maestro, este silencio fue acusador, su discípulo amado, había sido vencido por el amor, de allí solo saldría cuando bebiese todas las mieles y conociera todos los dolores. ""¡Oh amor! A ti se dirige el voto eterno, la imprecación eterna de los hombres! (147). Y todas fueron ofrendas de tu templo. ¡Oh Dios Impasible y cruel! ¡Tuyo es el mundo! ¡Salve a ti creador de los hombres y las cosas! ¡Salve Amor! Teodoro comprendió que su corazón le hablaba y llevo a Adela a su apartamento de soltero y allí vivió en concubinato con su prima. La sociedad le gritaba en la calle su pecado, Adela era mirada como la pecadora, pues vivía bajo su mismo techo sin el permiso de la religión y toda la sociedad los condenaba, él sabia que el miedo y la ignorancia engendraron la divinidad en el hombre. Teodoro no se daría por vencido, no creía en la religión, no creía en el mito. El amor, le ha dado a los hombres, la idea de eternidad; en él se fundan todos los dolores de la vida y en él perecen. Teodoro regresaba vencido por el amor donde su maestro; el Ibis ha muerto en su corazón, cayó al fango del Nilo y de allí no levantó más vuelo, sus alas pesadas se lo impidieron. ""La mujer por quien dejé el paraíso de mis sueños me ha vendido. El amor de mi amor, me ha traicionado; y el fango rebelde de esa hembra salpica mi frente y la tumba de mis padres"". (205). El maestro le habla y le pide no culpar a la mujer, su destino es inocular veneno y ella no es culpable de ello; solo él que amó, es el llamado a eliminar el veneno de su alma, solo el encontrará la manera de regresar a su propio corazón; si no lo puede hacer, el suicidio será la salida. ""Maestro, te obedezco, te bendigo y muero."" Reza la última carta que le envía Teodoro. es
dc.languageEspañol-
dc.publisherRoma: Ramón Sopena, 1900-
dc.subjectCreación literaria-
dc.subjectNovela-
dc.subjectLiteratura del siglo XIX-
dc.subjectLiteratura del siglo XX-
dc.titleIbis-
dc.typeLibros-
dc.description223 p.-
dc.identifier.titleno6254-
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