Vásquez y la pintura en Santafé

Abstract

Artículo escrito con motivo de la exposición organizada por la Academia Colombiana de Historia al cumplirse trescientos años del nacimiento del pintor santafereño Gregorio Vásquez Arce y Ceballos (1638-1711). Destaca el autor tres virtudes del que es considerado el pintor más importante del Nuevo Reino de Granada: su temprana genialidad, la orientación religiosa de su pincel y su ""acendrado nacionalismo"". A propósito de su extraordinaria aptitud para la pintura, dice Muñoz que ""era un genio de aquellos que lucen a través de las sombras que les rodean, y que descuellan por encima de todos los obstáculos que se oponen a su grandeza"": mayor mérito adquiere su ""serena y solitaria majestad"" si se considera que su tiempo fue poco dado al arte, que no contó con la instrucción de verdaderos maestros que le indicaran la variedad de estilos que por entonces brillaban en Europa, y que si algún modelo tuvo, al ligarlo la tradición a la escuela de Sevilla, fueron las copias y grabados defectuosos de Murillo importados a las colonias. También fue hombre de su tiempo. Pintó en una época de profunda religiosidad, no en vano obras como Cena eucarística y El lavatorio constituyen, por su ""brillantez, fácil mecanismo y grandeza de expresión"", dos de sus creaciones más importantes. Así es como terminan adornando sus lienzos, pinturas y retratos de santos, al igual que sus alegorías místicas, altares y claustros como la Capilla del Sagrario y la iglesia de Santo Domingo. De su patriotismo, dice Otero Muñoz que la mejor muestra son los coros de sus Nacimientos, en los que pone en manos de los ángeles, ""en vez de las tradicionales arpas y liras, la indígena castruera, las guitarras españolas, la clásica pandereta y los tiples nacionales"", sin por ello deslucir el asunto de los cuadros, dotándolos de candor y deleite. Lamenta Muñoz, finalmente, el estado de miseria y total abandono en el que muere quien puede ser considerado, junto a Murillo y Velázquez, un verdadero maestro de la pintura, aduciendo que no sólo necesita de fama y gloria quien trabaja en arte, también hace falta la ""remuneración pecuniaria y la protección dispensada a las bellas artes y a las ciencias por gobiernos e instituciones"".