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Campo DC Valor Lengua/Idioma
dc.contributor.authorGarcía Márquez, Gabriel (Autor)-
dc.date.accessioned2019-01-29T19:41:18Z-
dc.date.available2019-01-29T19:41:18Z-
dc.identifier.urihttp://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/3959-
dc.description.notesAnálisis y sistematización de información: Juan Felipe Ospina Villada, investigador Universidad de Antioquia.Proyecto: 1500 obras de la literatura colombiana en el Sistema de Información de la literatura colombiana -SILC. Investigadora principal: Olga Vallejo M y Gustavo A Bedoya.Institución: CERLALC y Gestión tecnológica de la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad de Antioquia, 2009-2010.-
dc.description.abstractAl principio fue confundido con un barco enemigo, luego con una ballena, pero cuando llegó a la playa se hizo evidente que era un ahogado, uno de tierras remotas y profundas, a juzgar por la materia exótica con que venía recubierto. Se sabía, igualmente, que no era ninguno de por aquellos lados, ya que al mirarse unos con otros y al averiguar en los pueblos cercanos, se había constatado que a nadie le faltaba ningún vivo. Las mujeres fueron las primeras en notar que aquel había sido un hombre grande y fuerte y viril y hermoso, y que por ende había hecho a la que hubiera sido su mujer la más feliz de todas. Las mujeres se sintieron desgraciadas por no tener esposos de las cualidades del ahogado, aunque pronto sospecharon la vida miserable y entorpecida que pudo haberle acarreado al ahogado su cuerpo gigantesco. Se lo imaginaron chocándose con las puertas, a punto de desbaratar sillas, estrecho entre las casas, y sintieron, luego de mirarle el rostro, que era en verdad un ahogado desahuciado y triste, quizás el más triste del mundo. Se le notaba vergüenza por haber ido a parar allí, molestando con ello a estas pobres gentes. Los hombres, que al principio sólo querían deshacerse de él tirándolo a las profundidades del mar para que fuera devorado por los tiburones, comprendieron su vez, al ver su rostro, la clase de ahogado que tenían entre manos. No cabía duda de que tenía cara de llamarse Esteban. Todos convinieron en que no podía llamarse de otra forma. Y ya con su nombre propio, procedieron a efectuar los funerales más espléndidos que habrían podido hacérsele al ahogado más hermoso del mundo. Naturalmente no podían permitir que aquel gigante partiera huérfano a las olas, así que eligieron una madre y un padre, y hermanos, y unos tíos de entre la gente del pueblo, de tal suerte que todos quedaron emparentados por la vía de Esteban. En honor a éste sembraron el lugar con flores, llenaron el mar de olor a jardines, abrieron pozos en la piedra y ensancharon sus casas. Todo esto para que, por si acaso a Esteban se le ocurría volver alguna vez a su isla, la hallara dispuesta y a su medida. Gabriel García Márquez nació en Aracataca en 1927. Es el primer colombiano que gana el Premio Nobel de literatura. Dedicó su vida al periodismo, al cine y sobre todo a la escritura. Entre sus obras se encuentran Ojos de perro azul (1952), La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1958) y Cien años de soledad (1967) entre otras. El cuento aquí reseñado se halla contenido en el libro Doce cuentos peregrinos, y en la antología Cuentos y relatos de la literatura colombiana (Tomo I). es
dc.languageEspañol-
dc.publisher: s.e-
dc.subjectCreación literaria-
dc.subjectCuento-
dc.subjectLiteratura del siglo XX-
dc.titleEl ahogado más hermoso del mundo-
dc.typeLibros-
dc.identifier.titleno4529-
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