La narrativa de Héctor Rojas Herazo: una estética de lo grotesco.

Abstract

Para la autora del artículo, la estética de Rojas Herazo es única entre los escritores de su generación, y podría hablarse de una escritura hiperrealista en la que el ser humano es mostrado como bestia en su más simple cotidianidad. Examina las posibilidades teóricas que ofrecen Wolfgang Kayser, Mijail Bajtín, Dieter Meind, Gerhard Hoffmann, Bernard McElroy para arercarse con mayor propiedad a la estética de lo grotesco en Celia se pudre, En noviembre llega el arzobispo y Respirando el verano. Este universo narrativo poblado de personajes e historias aparentemente sin relación específica, conduce a afirmar que lo esencial no es el relato en sí, sino el carácter dialógico y polifónico en el sentido bajtiniano que presenta. Encuentra en el papel del narrador la construcción de lo grotesco al introducir un mundo en el que el orden natural de las cosas se subvierte y penetra la esfera privada de la vida cotidiana; éste enfatiza los aspectos negativos de la realidad interior y exterior de los personajes; privilegia lo irracional sobre lo racional, la locura sobre la cordura, lo profano sobre lo sublime, lo feo sobre lo bello; acentúa los efectos del pasado esperanzador y del presente desolado, de la inocencia y la degradación, de la ruina física y moral, de la soledad, la culpabilidad y la bestialidad; intensifica la decadencia física y moral, la locura asociada a lo irracional y a la animalización de la experiencia humana, la enfermedad, el aburrimiento, la suciedad, la pobreza y el calor; resalta lo escatológico, la brutalidad, la animalidad y la glotonería. La mirada de Rojas Herazo evoca la dimensión irracional de la vida, en el que emerge la realidad del ser humano a la luz de sus situaciones más negativas.